Cuando
el 12 de abril de 1961 Gagarin se convirtió en el hombre más próximo a
los astros, Estados Unidos vio paralizados sus empeños de adelantarse
a la URSS en la carrera por la gloria del cosmos.
Eran los tiempos de la guerra fría. Yuri tenía padre carpintero y
había sido obrero metalúrgico hasta 1954. Solo después logró entrar a
una escuela militar de pilotos. Tras un extenso periodo que puso a
prueba su resistencia física y psicológica, el joven de 27 años
conseguía la hazaña de regresar con vida del espacio exterior.
La cápsula, de 2,3 metros de diámetro y cinco toneladas de peso,
permaneció en órbita alrededor de la Tierra durante 108 minutos. "¡Poyejali!",
el "vámonos" del cosmonauta en el momento del despegue, se convirtió
en símbolo de la cultura popular rusa.
Dicen que aterrizó en paracaídas en un lugar de la Siberia y que
una campesina, al verlo enfundado en su traje naranja, preguntó
inquieta si venía del cosmos. "Ciertamente, sí" ––respondió Gagarin––.
"Pero no se alarme. Soy soviético".
Al descender inició un periplo que lo llevó a Brasil, a Gran
Bretaña, a Finlandia, a Cuba¼ En la Isla,
fue recibido por el entonces primer ministro, Fidel Castro, y el
presidente Osvaldo Dorticós. Como en otras naciones, una muchedumbre
vitoreó su proeza.
Gagarin se reunió con estudiantes de la Universidad de La Habana y
celebró en 1961 aquel aniversario del 26 de Julio. "Por su hazaña de
conquistar el cosmos en beneficio de la paz y de la ciencia", Dorticós
le imponía la Orden Playa Girón.
Hace 40 años, el 27 de marzo de 1968, el avión conducido por Yuri
Gagarin se estrelló cerca de Moscú. Allí se levanta, como
recordatorio, un monolito rojo a la memoria del hombre que tripuló la
Vostok 1. (SE)