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María Luisa García
Por estos días en que la energía eólica deviene protagonista,
vale la pena retomar su historia. El adjetivo eólico, ca,
proviene del latín aeolicus, y este se deriva de Aeolus
o Eolo, dios de los vientos y padre del pueblo eólico en la
mitología clásica; tiene, como bien puede usted apreciar,
antecedentes "ilustres". Significa además "perteneciente o relativo
al pueblo eolio", "dicho de uno de los cuatro principales dialectos
griegos, hablado en la Eólide" y "perteneciente o relativo a Eolo,
dios de los vientos" y por extensión al viento. Así escuchamos:
erosión eólica, rotor eólico y, por supuesto, energía eólica, que es
aquella que se produce por la fuerza del viento y se caracteriza por
ser renovable y no contaminante. |
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