La estación seca, que en años anteriores elevó al máximo la tensión
de los ganaderos de la provincia de Camagüey, transcurre sin caídas
estrepitosas en la producción de leche, gracias al agua acumulada.
Albérico Morales, vicedelegado en el territorio del Ministerio de
la Agricultura, señaló que la venta por los productores a entidades
estatales se comporta al 98 por ciento de lo previsto hasta ahora en
el 2008.
Añadió que la época de pocas lluvias se hace sentir con mayor rigor
en la franja central, la principal de la región en la gestión lechera.
Pero el problema no radica en la falta de agua para que los
animales la beban a voluntad, sino en que la ausencia de
precipitaciones castiga a los pastos, los cuales constituyen la fuente
número uno en la alimentación de los vacunos.
Aunque faltan molinos de viento, que extraen el agua del subsuelo,
la situación de Camagüey no es crítica porque sólo en los últimos
cuatro años quedaron montados 500 en vaquerías, los que se sumaron a
los más de mil 700 en funcionamiento desde antes.
El año 2006 y sobre todo el 2007 fueron muy beneficiosos en cuanto
a lluvias, después de un lustro con niveles muy bajos, críticos en
2005.
En este momento los cientos de pequeños embalses en áreas ganaderas
tienen suficiente agua para el suministro a los rebaños.
También contribuye al aumento en la producción y el acopio el
incremento del precio de compra de la leche a los ganaderos, que
determinó el gobierno a mediados del pasado año.
Camagüey terminó el 2007 con 75 millones de litros de leche
vendidos a empresas de los ministerios de la Industria Alimenticia y
de Comercio Interior, siete millones por encima del resultado del
2006.