En la noche del 20 de marzo de 1958, ambos jóvenes cayeron
batiéndose a tiros frente a los esbirros de la tiranía batistiana, en
la playa de Marianao.
Los compañeros Pedro Gutiérrez y Rogelio Perea, que los
acompañaban, lograron burlar el cerco enemigo y ofrendaron sus vidas a
la Revolución meses después.
Desde el mismo 10 de marzo de 1952, Arístides Viera combatió a
Batista, lo que le ganó persecuciones, prisiones y torturas, y
finalmente la muerte.
A mediados de 1957, estando recluido en el Castillo del Príncipe,
fue uno de los organizadores y protagonistas de la huelga de hambre
que desarrollaron los presos políticos en protesta contra los
atropellos de que hacían víctimas a sus compañeros confinados en el
Presidio Modelo (Isla de Pinos), los esbirros que guarnecían ese
penal. En esa época, Viera fundó un Círculo de Estudios Políticos en
el Príncipe. Cuando quedó en libertad se incorporó a la lucha
clandestina, hasta su muerte.
En un documento que se considera su testamento político, el 5 de
marzo de 1957, Viera expresó:
"¼ Combato la feroz tiranía que nos
acogota y a todas las tiranías y fuerzas retardatarias que en el mundo
existen, como es deber de todos los humildes, y ofrendo mi vida sin
vacilaciones ni cobardías con la seguridad indubitable de que
solamente incorporándonos todos los de abajo a la lucha abierta y
valiente contra ella, lograremos derribarla; conquistando una
verdadera independencia económica y política, del imperialismo yanqui:
padre de nuestros infortunios.
"¼ ¡Queremos y hablamos mucho de nuestro
Apóstol, pero nos empeñamos en desconocer e ignorar sus enseñanzas y
sus prédicas! ...Los fines fundamentales a que aspiro con plena
conciencia de los factores clave y revolución, no se diferencian una
molécula de los de Marx y Lenin".
Elpidio Aguilar, hijo de un humilde hogar y huérfano a los cinco
años de edad, trabajó duro desde temprano para ayudar al sustento de
los suyos.
Militó en la Juventud Auténtica, organización política que abandonó
para ingresar en el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo). Tal es la
intensidad de las tareas a que se dedica, alternándolas con su
trabajo, que su salud se quebranta seriamente e ingresa en un
sanatorio. En ese establecimiento organizó una huelga de hambre en
protesta contra los asesinatos de los supervivientes del ataque al
cuartel Moncada.
Abandona el hospital y organiza grupos revolucionarios en Punta
Brava, Guatao, Bauta, Santa Fe, Rancho Boyeros, y otros pueblos,
actuando bajo los seudónimos de "Ramón" y "El Flaco".
El ejemplo de Arístides Viera y su compañero Elpidio Aguilar late
en el corazón del pueblo y en particular en la juventud cubana a la
que ambos legaron las enseñanzas por las que ofrendaron sus vidas.