Ya llevo cuatro años y medio, y seguiré el tiempo que haga falta.
Atiendo 920 pacientes, que viven muy dispersos, incluso los hay de
otros municipios que vienen a verme.
No importa el tiempo que haga, regularmente realizo las visitas a
"terreno". Siempre que un paciente lo necesite, llego hasta su casa
por apartada que esté, enfatiza este galeno de 30 años.
Lo ratifica Elisdeisi de 21 años y madre de dos pequeños.
"Ha caminado hasta una zona llamada La Sabana, bien lejos de aquí
para atender a un anciano que vive solo. La última vez regresó
tardísimo, y había mal tiempo".
Llegar hasta el consultorio llevó casi dos horas de viaje, en un
jeep. A pesar de la lejanía, el puesto médico tiene todas las
comodidades necesarias para prestar una atención de calidad.
El mobiliario muestra la huella de los años, pero está higiénico
y presentable. El gabinete de la enfermera muy bien organizado, no
obstante su ausencia por licencia de maternidad y estar de
vacaciones la asistente.
Los principales problemas de salud que enfrentan se relacionan
con el consumo de alcohol y tabaco y los embarazos precoces.
Conferencias sobre los daños que esos hábitos ocasionan aparecen
entre las medidas, individuales y colectivas que gradualmente deben
rendir sus frutos en esta apartada zona.
Las patologías más frecuentes son las cardiopatías, cáncer de
pulmón y de mama, psiconeurosis y embarazos ectópicos. Con las
embarazadas realiza un trabajo muy sistemático para que asistan a
las consultas planificadas, se hagan los análisis complementarios y
necesarios y, por último, llevarlas hasta el hogar materno cuando
están a término. De esta forma el alumbramiento se hará en una
institución hospitalaria y garantizar la vida de la madre y el niño.
Ya tuve que enfrentar cuatro partos, en el 2004. En el último de
ellos, estaba de guardia en el Consultorio Médico de Urgencia (CMU),
de La Esperanza y se presentó una embarazada. Con la ayuda de la
enfermera todo salió bien, madre e hijo, sin complicaciones,
recuerda.
La divulgación es fundamental. Para cambiar hábitos de vida
arraigados, se organizan charlas sobre educación sexual, cultura
alimenticia, higiene y otras.
Flor María, vecina de Naranjo, expresa su admiración por el
doctor Ubi. Él, señala, siempre atiende a quien llegue al
consultorio. No importa la hora. Han pasado varios por aquí, pero
ninguno como él.
El amor por su trabajo le granjea el cariño de todos los
residentes en Naranjo, y un poco más allá. En su consulta siempre
hay alguien que lo espera a sabiendas que no saldrá de allí sin que
su dolencia sea atendida, sin importar la hora.
Atardece, se aproxima la noche, y el doctor Ubisnel Arredondo
Amador regresa tras haber escrito otra página de las tantas que
acumulan médicos cubanos que cumplen misiones en los lugares más
intrincados de nuestro archipiélago: esta vez en Naranjo, apartado
lugar de Calixto García, municipio de Holguín.