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El vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney, realizó hoy una
visita sorpresiva a esta capital para reunirse con el jefe de la
administración afgana, Hamid Karzai, y sus tropas ocupantes en esta
nación islámica centroasiática.
Esa breve parada de Cheney en Kabul, dentro de una gira de nueve
días por el Medio Oriente, ocurre en momentos de un auge de las
acciones de la resistencia afgana y las contradicciones existentes
entre los países de la OTAN sobre el reforzamiento o retiro de sus
fuerzas en este país.
Durante la anterior estancia del vicepresidente estadounidense en
esta urbe, en febrero de 2007, ocurrió un atentado suicida contra la
base del comando del Pentágono en Bagram con saldo de 16 muertos.
Cheney, quien se encontraba albergado en la superinstalación
militar cercana a Kabul, resultó ileso.
Portavoces de la embajada de Washington comunicaron a la prensa que
el vicepresidente mantuvo esta vez con Karsai conversaciones sobre la
asociación estratégica entre Afganistán y Estados Unidos.
También sobre la cuestión de determinar cómo proseguir los
esfuerzos conjuntos en la lucha contra la insurgencia afgana, según
las fuentes.
Poco después de esas pláticas, Cheney declaró a los periodistas que
solicitará a los países de la OTAN que fortalezcan su compromiso de
ayuda para que Afganistán se recupere de la guerra.
En rueda de prensa conjunta con Karsai, el vicepresidente
estadounidense dijo también que Paquistán tiene la obligación de
combatir las actividades de los rebeldes afganos en la frontera de
ambos países.
Cheney mostró su esperanza de que el nuevo gobierno paquistaní sea
un amigo y aliado eficaz de Estados Unidos como era la precedente
administración.
La oposición paquistaní ganó las elecciones legislativas del 18 de
febrero, de las cuales salió debilitado el presidente Pervez Musharraf,
adepto clave de Washington.