Los dragones se despiden

Freddy Pérez Cabrera

Ninguna imagen mejor que la del dragón para definir a esos camiones que necesitaban de una pipa de gasolina para recorrer escasas distancias. La mayoría de ellos promediaba 2 o 3 kilómetros por litro, un derroche de combustible insostenible para la economía.

Nelson Sotolongo, en primer plano, y Adonis Rodríguez constituyen baluartes en la remotorización.

Así surgió la idea de emprender la remotorización de esos vehículos en el plazo más breve posible, como parte de la Revolución Energética que lleva adelante el país.

El descontrol era tal que resultó necesario hacer un levantamiento del parque automotor con que contaba cada territorio, a lo cual siguió el censo de camiones efectuado por los Trabajadores Sociales. Ello permitió disponer de los datos imprescindibles para acometer la tarea.

Tras realizar las pruebas pertinentes a los motores adquiridos en el exterior, en algunos vehículos, este año comenzó el cambio masivo de los dragones por otros mucho más eficaces que emplean diesel en lugar de gasolina, con el consiguiente ahorro de recursos.

Semejante transformación le ahorrará al país miles de toneladas de hidrocarburos.

En Villa Clara, dos empresas se encargan del cambio de los motores ineficientes de las tres provincias centrales: la Planta Escambray y la Reparadora del Centro, ambas pertenecientes al grupo UNECAMOTO, del SIME.

Guillermo Chávez, director de la Empresa Reparadora del Centro, explica que cada entidad está obligada a someter a los vehículos a un proceso de revisión técnica, el llamado Somatón, antes de decidir el canje, lo cual garantiza que no lleguen a la entidad carros en mal estado.

Ahora comenzó el cambio a los camiones tipo ZIL 130 y 131, así como a los GAZ 53 y 66, los más derrochadores de combustible. Caminaban un promedio de 20 000 kilómetros anuales, a razón de dos por litro de gasolina. Eran empleados en la zafra, el traslado de mercancías y otras tareas de la economía, señala el funcionario.

A esos se les coloca un potente motor marca YUCHAI, de origen chino, el cual trabaja con diesel y es capaz de recorrer entre 4 y 6 kilómetros por litro, en dependencia de su estado técnico y el lugar por donde transite. Semejante transformación le ahorrará al país miles de toneladas de hidrocarburos, destaca Chávez.

Así salen los camiones una vez terminados.

Por ahora el propósito es realizar el cambio a los cerca de 2 000 camiones ZIL y GAZ existentes en el país, para luego terminar con otros vehículos, también ineficientes, según expresó el ingeniero Jorge Cespón, subdirector de transporte que atiende la actividad en el territorio. En esta provincia serán remotorizados este año 308 camiones pertenecientes a Villa Clara, 91 de Cienfuegos y 99 de Sancti Spíritus.

Para evitar cualquier ilegalidad y promover el cuidado del equipo, que además de salir con un motor nuevo, se pinta y chapistea, la dirección de la empresa beneficiada, de conjunto con el MITRANS, el Ministerio de Economía y Planificación y el SIME, establecen un expediente a cada carro, a través del cual se le da seguimiento de forma periódica mientras tenga vida útil.

Plantas similares a las de Villa Clara trabajan en esta tarea en Ciudad de La Habana, Holguín, Santiago de Cuba, Camagüey, Matanzas y Pinar del Río.

PALADINES DEL AHORRO

La brigada que comanda Nelson Sotolongo, perteneciente a la Empresa Recostructora del Centro, desde enero trabaja de espaldas al reloj, conscientes de la importancia de la labor que realizan.

A las 7.00 a.m., Nelson, junto a Adonis Rodríguez, Loiré Pérez, Antonio Abreu y Lázaro Machado, emprenden la tarea con el objetivo de ganarle al menos un día al cronograma de montaje de motores diseñado por la entidad.

"Está previsto hacer cada trabajo en cinco días, pero lo estamos realizando en cuatro y sin afectar en nada la calidad. Por cada equipo que salga listo a la calle, el país ahorra dinero y combustible; no hay mayor satisfacción que esa", expresa Sotolongo.

En medio del duro bregar, entre martillazos, llaves y tornillos aparece Adonis envuelto en su overol manchado de grasa. Es uno de los más jóvenes de la brigada y constituye un ejemplo de identificación con el centro de trabajo.

"Desde pequeño tuve afición por la mecánica, guiado por mi papá, Alberto, quien también labora en la planta. Llegué aquí siendo casi un niño y ya llevo 12 años en este centro. Me gusta lo que hago y disfruto mucho cuando observo los camiones salir nuevecitos. A veces veo alguno por la calle y digo ‘ahí está mi mano’".

El director de la entidad se siente orgulloso del colectivo, al cual se le han creado todas las facilidades para trabajar. Cajas de herramientas por mecánico, bancos de reparaciones, modernas fregadoras y otros útiles, integran el arsenal de equipos del que disponen allí con el objetivo de que no quede un dragón con vida en la región central.

 

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