— El presidente George W. Bush reconoció hoy, nuevamente, la difícil
situación económica estadounidense y volvió a prometer una actuación
enérgica, cuando sea necesario, para tratar de atajar la crisis que
tiene el país al borde de la recesión.
El mandatario se abstuvo de mencionar cuáles otras medidas pudiera
aplicar su administración para conjurar la crisis pues hasta ahora han
fracasado las millonarias inyecciones de capital y los
multimillonarios planes gubernamentales de ayuda al sector financiero.
El viernes la Reserva Federal (FED), banco central, decidió
rescatar al de inversión Bear Stearns, quinto en el país, al borde de
la quiebra ante su incapacidad para recaudar dinero a corto plazo en
el mercado.
Finalmente fue comprado por el J.P. Morgan. Fundado en 1923 ha sido
el más afectado por la crisis de las hipotecas de alto riesgo -subprime-.
El mandatario elogió también la decisión de la Reserva Federal de
rebajar la tasa de descuento que aplica a sus préstamos a los bancos y
adoptar otras medidas para aliviar la crisis crediticia agravada desde
agosto último y extendida a todo el planeta.
Bush hizo la declaración poco después de reunirse con el secretario
del Tesoro, Henry Paulson, y otros altos asesores económicos.
Posteriormente Bush se reunirá con el Grupo de Trabajo Presidencial
sobre los Mercados Financieros, que encabeza Paulson e integran Ben
Bernanke, gobernador de la FED, la Comisión de Valores estadounidense,
y la del Mercado de Futuros de Materias Primas.
Este grupo de trabajo emitió el jueves recomendaciones para evitar
que la actual crisis se repita y ayudar, asimismo, a solventar la
actual incertidumbre.