— La Fiscalía rusa registró en 2007 más de 160 mil delitos perpetrados
contra los niños, incluidos las agresiones sexuales y asesinatos.
A causa de maltratos corporales y crímenes murieron el pasado año
dos mil 500 menores, mientras otros dos mil 786 infantes sufrieron
graves daños a su salud, reveló el representante del Comité
investigador de la Procuraduría, Vladimir Markin.
El experto refirió que el organismo pertinente despejó meses atrás
la incertidumbre en torno al asesinato de dos niñas de la región de
Nizhegorod, perpetrado en 2001.
Markin exhortó ante la gravedad de la situación a padres y
trabajadores de instituciones infantiles no propiciar las condiciones
para que los menores sean víctimas de la violencia más cruel.
En declaraciones al periódico Izvestia recomendó mantener un
permanente cuidado y vigilancia sobre los niños, mucho más durante la
primavera cuando, según él, se desata un incremento de los desajustes
psicológicos en muchas personas.
Pero los infantes no sólo son víctimas aquí de abusadores sexuales
o criminales. La violencia familiar adquiere también dimensiones
preocupantes para el gobierno y organismos defensores de los derechos
del niño.
El índice anual de menores de 14 años maltratados por sus padres
raya los dos millones, cerca de siete mil han sufrido una agresión
sexual en el hogar y más de 50 mil huyen a las calles para salvarse de
la violencia filial, señala el ministerio de Interior.
Al exponer las espeluznantes cifras, el titular de la cartera,
Rachid Nurgaliev, admitió que lamentablemente las medidas propuestas
carecen de un efecto social eficaz.
Dos tercios de los homicidios premeditados y daños graves a la
salud de las personas tienen motivaciones familiares, aseguró el
ministro ruso. Cerca de 14 mil mujeres son asesinadas por sus esposos.
Otro tanto fallece a causa de golpizas sistemáticas.
Expertos atribuyen tal nivel de agresividad en las familias rusas a
factores económicos y sociales como el desempleo, bajos ingresos,
alcoholismo y drogadicción.
No poca influencia proviene de las imágenes de violencia, crueldad
y pornografía transmitidas en un constante bombardeo por la televisión
y en cines.