Elecciones en Estados Unidos

La trivalización de los debates por tv

William Fisher

WASHINGTON.— Expertos en política exterior, medios de comunicación y derechos humanos lamentan la trivialidad que perciben en los debates televisivos de la campaña electoral en Estados Unidos, atribuida, en buena medida, a la actuación de los periodistas que los moderan.

En los debates se ignoran problemas relativos a los derechos humanos, civiles y políticos.

Según estos críticos, en esos programas se ignoran muchos de los problemas más acuciantes que afronta este país, en especial los relativos a los derechos humanos, civiles y políticos.

De ese modo, en esas polémicas no se consideran cuestiones cruciales como los límites a la autoridad presidencial, la separación de poderes, el papel de la justicia y las escuchas telefónicas clandestinas ordenadas por el gobierno.

También están ausentes del debate el secuestro de supuestos terroristas, la situación de los detenidos en la base naval estadounidense en Guantánamo, Cuba, y las prisiones secretas de la CIA en terceras naciones.

Los debates fallan porque "todo el proceso de discusión se concentra en la personalidad de los candidatos", explicó a IPS el periodista Danny Schechter, de Mediachannel.org, sitio electrónico de una organización no gubernamental especializada en análisis de medios.

Hasta ahora, se televisaron una veintena de debates entre aspirantes a la presidencia, en su mayor parte patrocinados por canales televisivos de noticias como CNN, Fox News y MSNBC, y moderados por conductores de informativos de televisión asistidos por unos pocos periodistas de medios escritos.

La agenda de los realizados hasta ahora incluyó cuestiones de fuste, como la atención de la salud, el comercio mundial, la economía, la educación y el terrorismo. Pero los derechos humanos, civiles y políticos han brillado por su ausencia.

"Los partidos parecen haberse puesto de acuerdo en no tratar estos asuntos", dijo a IPS el abogado, profesor de la Universidad de Columbia y presidente del no gubernamental Centro para los Derechos Constitucionales, Michael Ratner, defensor de varios prisioneros en Guantánamo.

Para colmo, gran cantidad de preguntas trivializaron las polémicas, entre las que el periodista Jamison Foser recordó las siguientes: si debería reformarse la Constitución para que el gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, pueda ser candidato a la presidencia a pesar de haber nacido en Austria, cómo se vestirán los candidatos en Halloween y si en verdad el legislador demócrata Dennis Kucinich había avistado un objeto volador no identificado.

Los temas marginados de la agenda son "cruciales para la supervivencia de la democracia estadounidense", advirtió Patricia H. Kushlis, diplomática retirada con 25 años de experiencia.

"Si a los candidatos presidenciales se les permite esquivar estos asuntos, la mayor parte de la culpa, desde mi punto de vista, recae sobre los representantes de los medios y organizaciones que dirigen y televisan los debates", dijo Kushlis a IPS.

El abogado Brian J. Foley, profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad Drexel, piensa lo contrario. "Acuso a los moderadores, pero más aún a los propios candidatos. ¿Por qué compiten por la presidencia si no es para corregir estos errores tan graves, las fechorías y el ‘modus operandi’ de un presidente abusivo?", inquirió.

"En una democracia real, los temas importantes deberían ser centrales en los debates, pues saber cómo se ubica un candidato en torno de ellos es crucial y básico para elegir el voto", dijo a IPS Edward S. Herman, profesor emérito de la Universidad de Pennsylvania.

Para Herman, en la actual campaña deberían discutirse acciones del gobierno de George W. Bush, "una administración que arrasó brutalmente con principios constitucionales del sistema de pesos y contrapesos (entre poderes) y con el estado de derecho en sí mismo".

Entre las acciones que demuestran esa forma de gobernar, el experto mencionó "la firma de declaraciones presidenciales que implícitamente ignoran la voluntad del Poder Legislativo" y la reivindicación del derecho "a torturar y a mantener detenido a cualquiera que se considere ‘combatiente enemigo’".

"Si esas cosas no pueden debatirse, estamos en problemas. Y lo estamos", concluyó Herman.

 

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