Según estos críticos, en esos programas se ignoran muchos de los 
          problemas más acuciantes que afronta este país, en especial los 
          relativos a los derechos humanos, civiles y políticos. 
          De ese modo, en esas polémicas no se consideran cuestiones 
          cruciales como los límites a la autoridad presidencial, la separación 
          de poderes, el papel de la justicia y las escuchas telefónicas 
          clandestinas ordenadas por el gobierno. 
          También están ausentes del debate el secuestro de supuestos 
          terroristas, la situación de los detenidos en la base naval 
          estadounidense en Guantánamo, Cuba, y las prisiones secretas de la CIA 
          en terceras naciones. 
          Los debates fallan porque "todo el proceso de discusión se 
          concentra en la personalidad de los candidatos", explicó a IPS el 
          periodista Danny Schechter, de Mediachannel.org, sitio electrónico de 
          una organización no gubernamental especializada en análisis de medios.
          
          Hasta ahora, se televisaron una veintena de debates entre 
          aspirantes a la presidencia, en su mayor parte patrocinados por 
          canales televisivos de noticias como CNN, Fox News y MSNBC, y 
          moderados por conductores de informativos de televisión asistidos por 
          unos pocos periodistas de medios escritos. 
          La agenda de los realizados hasta ahora incluyó cuestiones de 
          fuste, como la atención de la salud, el comercio mundial, la economía, 
          la educación y el terrorismo. Pero los derechos humanos, civiles y 
          políticos han brillado por su ausencia. 
          "Los partidos parecen haberse puesto de acuerdo en no tratar estos 
          asuntos", dijo a IPS el abogado, profesor de la Universidad de 
          Columbia y presidente del no gubernamental Centro para los Derechos 
          Constitucionales, Michael Ratner, defensor de varios prisioneros en 
          Guantánamo. 
          Para colmo, gran cantidad de preguntas trivializaron las polémicas, 
          entre las que el periodista Jamison Foser recordó las siguientes: si 
          debería reformarse la Constitución para que el gobernador de 
          California, Arnold Schwarzenegger, pueda ser candidato a la 
          presidencia a pesar de haber nacido en Austria, cómo se vestirán los 
          candidatos en Halloween y si en verdad el legislador demócrata Dennis 
          Kucinich había avistado un objeto volador no identificado. 
          Los temas marginados de la agenda son "cruciales para la 
          supervivencia de la democracia estadounidense", advirtió Patricia H. 
          Kushlis, diplomática retirada con 25 años de experiencia.
          "Si a los candidatos presidenciales se les permite esquivar estos 
          asuntos, la mayor parte de la culpa, desde mi punto de vista, recae 
          sobre los representantes de los medios y organizaciones que dirigen y 
          televisan los debates", dijo Kushlis a IPS. 
          El abogado Brian J. Foley, profesor de la Facultad de Derecho de la 
          Universidad Drexel, piensa lo contrario. "Acuso a los moderadores, 
          pero más aún a los propios candidatos. ¿Por qué compiten por la 
          presidencia si no es para corregir estos errores tan graves, las 
          fechorías y el ‘modus operandi’ de un presidente abusivo?", inquirió.
          
          "En una democracia real, los temas importantes deberían ser 
          centrales en los debates, pues saber cómo se ubica un candidato en 
          torno de ellos es crucial y básico para elegir el voto", dijo a IPS 
          Edward S. Herman, profesor emérito de la Universidad de Pennsylvania.
          
          Para Herman, en la actual campaña deberían discutirse acciones del 
          gobierno de George W. Bush, "una administración que arrasó brutalmente 
          con principios constitucionales del sistema de pesos y contrapesos 
          (entre poderes) y con el estado de derecho en sí mismo". 
          Entre las acciones que demuestran esa forma de gobernar, el experto 
          mencionó "la firma de declaraciones presidenciales que implícitamente 
          ignoran la voluntad del Poder Legislativo" y la reivindicación del 
          derecho "a torturar y a mantener detenido a cualquiera que se 
          considere ‘combatiente enemigo’". 
          "Si esas cosas no pueden debatirse, estamos en problemas. Y lo 
          estamos", concluyó Herman.