Atmósferas

Ensoñaciones urbanas de José Omar Torres, en La Acacia

VIRGINIA ALBERDI BENÍTEZ

Ante la ciudad, como objeto de representación, hay pintores que eligen sus estructuras y otros quienes apuestan por las gentes que la habitan. José Omar Torres (Matanzas, 1953) prefiere la atmósfera, que en su caso se da la mano con la evanescencia y la nostalgia. Así lo advertimos en su más reciente exposición, Ciudad semejante, cuyo título es un préstamo de la conocida novela del siempre recordado Lisandro Otero.

En la galería La Acacia, José Omar despliega composiciones de sorprendente quietud y resplandeciente sosiego. Delante de Paisaje costero X, el espectador se sobrecoge por la carga poética de una tela donde la figuración paisajística y la abstracción logran fundirse en una simbiosis ideal. Y cuando se observa una pintura de medianas proporciones como lo es Nostalgia, el trazado cartográfico se asocia a la intensidad de una geometría imposible de clasificar.

Puestos estos dos ejemplos, sirvan para definir conceptualmente una pintura enigmática por su riqueza y formalmente plena. Es como si José Omar hubiera soltado el lastre de toda distracción para concentrarse en descubrir la capacidad de la pintura para expresarse en su máxima concisión.

Nadie se extrañe de este resultado. El artista se ha codeado con el oficio de manera larga y abundante, desde que se graduó de la Escuela Nacional de Arte en 1968 en medio de un destacamento que se ubica en la vanguardia plástica insular de nuestra época.

 

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