El
tiempo, ese fugaz pasajero entre el pasado y el futuro, pasa muchas
veces imperceptible para quienes a diario prescinden del reloj o
llevan la prisa de guardia.
Pero en los cubanos esta "despreocupación" horaria es interrumpida
dos veces al año cuando debemos cambiar el reloj. Llega el horario de
verano y adelantamos la hora que, transcurrido un tiempo (octubre),
retornará nuevamente a su lugar.
Equinoccios y solsticios hacen la diferencia e imponen el cambio.
Así, los anocheceres de la temporada veraniega, que ocurren más tarde,
ofrecen razones para un mayor aprovechamiento de la iluminación
natural.
Esta idea, planteada desde el siglo XVIII por el científico y
diplomático estadounidense Benjamín Franklin, no se puso en práctica
hasta la Primera Guerra Mundial con el fin de ahorrar recursos
energéticos. Desde entonces, es ya habitual que en esta temporada los
relojes se apresuren o se atrasen.
Directivos de la Unión Eléctrica coinciden en que este cambio de
horario reduce el consumo por iluminación, al desplazarse en una hora
el momento en que comenzamos a encender las luces. Durante los meses
en que se implantó el cambio de horario en el 2007, el país ahorró
unas 26 914 toneladas de diésel (combustible con el que operan los
grupos electrógenos que satisfacen la demanda en el horario pico), lo
que representa unos 20 millones de dólares.
El adelanto en las manecillas del reloj permitirá además reducir la
demanda del pico en unos 120 MW. Pero más allá del beneficio nacional,
la economía familiar, de adoptar las medidas de ahorro y aprovechar la
iluminación natural, se verá igualmente retribuida.
Cuba aplica esta medida desde antes del triunfo revolucionario,
pero al resultar insuficiente la capacidad de generación durante el
2004 y 2005, no se retornó al horario normal en el mes de octubre y se
decidió modificar la entrada a los centros laborales y educacionales.
A partir del 2006, después de instalados 1 300 MW en grupos
electrógenos como parte de la Revolución Energética, se reanuda en
octubre el horario normal.