Vacas de azotea
Ronald Suárez Rivas
Lo define como una curiosidad dentro de la ganadería, las llama
"vacas de patio o de jardín" y hasta asegura que podría tener una en
la azotea de mi casa.
La
India (89 centímetros) es la más pequeña hasta el momento.
"Un animal resistente, que se alimenta con poco pasto y produce
entre seis y siete litros de leche. Pequeña, fácil de cuidar y de
ordeñar". Así presenta Raúl Hernández (77 años) el fruto de su
creación.
Después de nueve años de experimento, este campesino cree estar
cerca del final. Según sus cálculos, será en el cuarto cruce cuando
los espermatozoides de El Cubanito fecunden a La India y se obtenga un
ternero que no pasará de los 65 centímetros en su etapa adulta.
Para ello, la novilla más pequeña del rebaño, de 89 centímetros de
altura, espera por el futuro semental, que nació hace dos meses.
VACAS ENANAS
Una particularidad ha distinguido siempre a Raúl de la mayoría de
los ganaderos. "Los demás rechazan las vacas de baja talla, porque no
las ven como animales de desarrollo, pero yo las conservo".
En 1976 se hizo de la primera pareja. Sin embargo, las
responsabilidades como administrador de granja y luego como jefe de
ganado menor de la región Pinar del Río, le impedían concentrarse en
su proyecto.
En espera de disponer del tiempo necesario, las iba mezclando para
mantener el tamaño. "Adonde me iba a trabajar, me las llevaba conmigo.
En la UBPC Guillén, por ejemplo, estuvieron 12 años".
Con la jubilación empezaría una nueva etapa en su vida, cuya meta
es lograr una variedad del tamaño de una chiva de patio a partir de la
raza criollo y extender su cría.
NUEVE AÑOS DE EXPERIMENTO
Dar con su "laboratorio", en el municipio de San Juan y Martínez,
no es difícil. A lo largo del terraplén, vacas y toros inusualmente
pequeños van señalando el camino. Todos han salido de la finca de Raúl
y son eslabones en la cadena evolutiva hacia la res enana.
"Comencé con animales de unos 130 centímetros de alto que he ido
cruzando hasta lograr ejemplares como La Canela (un metro), La India,
o El Cubanito, que espero no rebase los 80 centímetros.
"En todos hay consanguinidad, pero buscamos el fenotipo: el más
chiquito, el más ancho, el más fuerte, cuando vamos a seleccionar a
ambos padres. Los demás ganaderos y los científicos dirán que no se
debe chocar la sangre con la sangre, pero aquí está la prueba de que
es posible. El fuerte da fuerte."
Luego de realizar cruces a lo largo de tres generaciones, Raúl está
convencido de que la cuarta será la definitiva. "Alcanzará entre 60 y
70 centímetros. Cualquiera la podrá tener en un pedacito de tierra".
El destino de esos animales sería el zoológico, donde además de
exhibirse al público garantizarían la leche de los cachorros en su
etapa de lactantes. Aunque la práctica podría sugerir otros destinos,
como las montañas de la provincia, donde el relieve impide desarrollar
la ganadería tradicional y en la actualidad se demandan 13 toneladas
mensuales de leche en polvo.
Mientras tanto, en los alrededores de su finca, más allá de la
novedad, las minivacas ya demuestran sus virtudes. "Da un cubo de
leche todos los días y se sostiene con nada", dice de la suya
Cristobalino Hernández, un campesino que, al menos en materia de
ganadería, parece estar en desacuerdo con el conocido refrán de
"caballo grande ande o no ande". En la zona escasea el pasto, porque
las tierras se dedican al cultivo del tabaco; sin embargo, al pequeño
animal (un metro de altura), las yerbas del patio y las orillas del
camino le bastan para alimentarse. |