Según opinan los expertos, casi ninguna zona costera del mundo
escapa hoy a los efectos de un intenso proceso de erosión provocado
por los factores mencionados. Así, por ejemplo, en los balnearios del
Mar Negro la línea de costa retrocede a un ritmo de hasta cinco metros
por año, mientras en el oeste de los Estados Unidos oscila entre 3 y
5, alcanzando los 9 metros en algunos lugares.
El fenómeno también muestra una fuerte presencia en el sur de la
Florida y la costa norteamericana del Golfo de México; la Península de
Yucatán, Jamaica, República Dominicana y prácticamente todo el resto
del Caribe, uno de los principales polos turísticos del orbe.
Uno
de los principales indicios de erosión es el afloramiento de rocas a
pocos metros de la orilla.
La edificación de espigones para puertos y dársenas, dragar áridos,
construir hoteles y otras obras sobre las dunas naturales, represar o
desviar ríos, y extraer arena en los bancos formados en la plataforma
submarina, figuran entre las acciones más dañinas al normal
funcionamiento del sistema costero.
Balnearios tan famosos como la Costa del Sol, en Málaga, España,
requieren hoy de un continuo trabajo de rehabilitación de la playa
destinado a mantenerla apta para la explotación turística.
Para llamar la atención mundial sobre el creciente deterioro de
este preciado recurso natural, un científico norteamericano de origen
sueco escribió en tono humorístico los siguientes mandamientos:
"Amarás tus costas y tus playas; las protegerás contra los demonios
de la erosión; las protegerás sabiamente en armonía con la naturaleza;
no permitirás que las fuerzas de la naturaleza se vuelvan contra
ellas; amarás la playa de tu prójimo como la tuya misma; deberás ser
misericordioso con los pecados del pasado y los cubrirás de arena... "
Varias expediciones emprendidas de manera conjunta por científicos
cubanos y de la extinta Unión Soviética en la década del setenta del
pasado siglo XX, detectaron significativos indicios de erosión en la
playa de Varadero al observar el afloramiento de rocas en puntos muy
cercanos a la orilla, la caída de árboles viejos e instalaciones
ubicadas sobre la duna (loma de arena cubierta por vegetación que
suele estar varias decenas de metros detrás del área donde se toma el
Sol), y el avance más profundo del mar.
Las construcciones encima de la duna favorecen el deterioro de las
playas. Afortunadamente, hoy están prohibidas por el Decreto Ley 212.
Como explica el doctor en Ciencias Geográficas José Luis Juanes
Martí, jefe del departamento de Procesos Costeros del Instituto de
Oceanología de la Agencia de Medio Ambiente del CITMA, estudios
posteriores hechos en Varadero confirmaron que las causas de la
erosión en ese lugar obedecían a la extracción de más de un millón de
metros cúbicos de arena llevada a cabo en zonas de la plataforma entre
los años 1968 y 1978, la existencia de más de un centenar de
construcciones encima de la duna, la subida del nivel del mar, y los
espigones edificados a la entrada del canal de Paso Malo.
Este fenómeno, precisa el científico, era más evidente en aquellos
sitios donde el quehacer del hombre había roto o modificado el
equilibrio dinámico entre los volúmenes de arena ingresados a la playa
y la cantidad que se pierde.
La definitiva suspensión de las extracciones de arena en 1980 y la
puesta en vigor de otras medidas destinadas a reducir el avance de la
erosión amortiguaron la magnitud del proceso, pero no propiciaron una
recuperación de Varadero.
Ello condujo a iniciar en 1987 los trabajos de vertimientos
artificiales de arena como una solución alternativa viable para
alcanzar ese objetivo. Desde entonces han sido depositados en nuestra
playa insigne alrededor de dos millones de metros cúbicos, en la zona
del litoral comprendida desde Punta Kawama hasta el hotel Sol
Palmeras, es decir, incluida toda el área del llamado Varadero
histórico.
También en diferentes tramos del litoral fue necesario reconstruir
las dunas dañadas. Los mayores volúmenes de arena fueron suministrados
en la campaña de 1998, cuando el aporte sobrepasó el millón de metros
cúbicos.
Los resultados, afirma el doctor Juanes, son altamente
satisfactorios, pues a pesar del tiempo transcurrido y el intenso
oleaje provocado por el impacto directo o indirecto de varios
huracanes, como el Michelle de noviembre del 2001, y frentes fríos, la
retención del material es alta, la calidad del mismo responde a los
patrones exigidos, y existen lugares donde la amplitud de la franja de
arena supera los 50 metros. Junto con la recuperación de las
condiciones físicas de la playa, hemos logrado conservar sus
características paisajísticas y estéticas, acotó.
Esto no significa que el proceso erosivo se haya detenido, de ahí
la importancia de monitorear la situación y mantener actualizados los
trabajos de mantenimiento para evitar retrocesos.
Además de merecer el reconocimiento de autoridades internacionales
en la materia, el uso de las técnicas de alimentación artificial de
arena en Varadero es considerado uno de los proyectos de su tipo más
exitosos del mundo.
Tomando en cuenta esta experiencia, un equipo de investigadores del
propio Instituto de Oceanología, hizo un estudio integral sobre el
estado actual de 140 playas del país ubicadas en ambos litorales. Las
observaciones demostraron la presencia generalizada de la erosión en
las costas cubanas, con una intensidad moderada en la mayoría de los
casos al presentar una velocidad de retroceso de la línea de costa
entre 1 y 1,20 metros por año, asociadas a causas naturales y
antrópicas.
Figuran en el último grupo la extracción ilegal de arena
(lamentablemente todavía ocurre para utilizarla con fines
constructivos), la deforestación, hacer viales sobre la línea de
costa, y los daños ocasionados a los ecosistemas productores de arena
por diferentes causas, como son la rotura de los arrecifes coralinos,
el anclaje de embarcaciones y la contaminación.
Cuba cuenta desde el año 2000 con el Decreto Ley número 212
dirigido a garantizar el cuidado, preservación y manejo correcto de la
zona costera. Por fortuna, a pesar de las violaciones citadas, se
cumple con bastante rigor.
Amparado por este instrumento legal, el país avanza en el diseño de
una estrategia nacional que garantice la recuperación y conservación
de nuestras playas. Sería imperdonable privar de su sano disfrute a
las futuras generaciones de compatriotas.