Para no perder las Playas

Orfilio Peláez
pelaez@granma.cip.cu

Bajo el impacto del progresivo aumento del nivel del mar asociado a los cambios climáticos globales y de las agresiones del hombre al entorno, muchas playas del planeta podrían desaparecer en el corto periodo histórico de cien a doscientos años.

Según el doctor José Luis Juanes, el aumento del nivel del mar es un verdadero reto para la supervivencia de las playas, sobre todo en los países insulares.

Según opinan los expertos, casi ninguna zona costera del mundo escapa hoy a los efectos de un intenso proceso de erosión provocado por los factores mencionados. Así, por ejemplo, en los balnearios del Mar Negro la línea de costa retrocede a un ritmo de hasta cinco metros por año, mientras en el oeste de los Estados Unidos oscila entre 3 y 5, alcanzando los 9 metros en algunos lugares.

El fenómeno también muestra una fuerte presencia en el sur de la Florida y la costa norteamericana del Golfo de México; la Península de Yucatán, Jamaica, República Dominicana y prácticamente todo el resto del Caribe, uno de los principales polos turísticos del orbe.

Uno de los principales indicios de erosión es el afloramiento de rocas a pocos metros de la orilla.

La edificación de espigones para puertos y dársenas, dragar áridos, construir hoteles y otras obras sobre las dunas naturales, represar o desviar ríos, y extraer arena en los bancos formados en la plataforma submarina, figuran entre las acciones más dañinas al normal funcionamiento del sistema costero.

Balnearios tan famosos como la Costa del Sol, en Málaga, España, requieren hoy de un continuo trabajo de rehabilitación de la playa destinado a mantenerla apta para la explotación turística.

Para llamar la atención mundial sobre el creciente deterioro de este preciado recurso natural, un científico norteamericano de origen sueco escribió en tono humorístico los siguientes mandamientos:

"Amarás tus costas y tus playas; las protegerás contra los demonios de la erosión; las protegerás sabiamente en armonía con la naturaleza; no permitirás que las fuerzas de la naturaleza se vuelvan contra ellas; amarás la playa de tu prójimo como la tuya misma; deberás ser misericordioso con los pecados del pasado y los cubrirás de arena... "

VARADERO, UNA ESPERANZA

Varias expediciones emprendidas de manera conjunta por científicos cubanos y de la extinta Unión Soviética en la década del setenta del pasado siglo XX, detectaron significativos indicios de erosión en la playa de Varadero al observar el afloramiento de rocas en puntos muy cercanos a la orilla, la caída de árboles viejos e instalaciones ubicadas sobre la duna (loma de arena cubierta por vegetación que suele estar varias decenas de metros detrás del área donde se toma el Sol), y el avance más profundo del mar.

Las construcciones encima de la duna favorecen el deterioro de las playas. Afortunadamente, hoy están prohibidas por el Decreto Ley 212.

Como explica el doctor en Ciencias Geográficas José Luis Juanes Martí, jefe del departamento de Procesos Costeros del Instituto de Oceanología de la Agencia de Medio Ambiente del CITMA, estudios posteriores hechos en Varadero confirmaron que las causas de la erosión en ese lugar obedecían a la extracción de más de un millón de metros cúbicos de arena llevada a cabo en zonas de la plataforma entre los años 1968 y 1978, la existencia de más de un centenar de construcciones encima de la duna, la subida del nivel del mar, y los espigones edificados a la entrada del canal de Paso Malo.

Este fenómeno, precisa el científico, era más evidente en aquellos sitios donde el quehacer del hombre había roto o modificado el equilibrio dinámico entre los volúmenes de arena ingresados a la playa y la cantidad que se pierde.

La definitiva suspensión de las extracciones de arena en 1980 y la puesta en vigor de otras medidas destinadas a reducir el avance de la erosión amortiguaron la magnitud del proceso, pero no propiciaron una recuperación de Varadero.

Ello condujo a iniciar en 1987 los trabajos de vertimientos artificiales de arena como una solución alternativa viable para alcanzar ese objetivo. Desde entonces han sido depositados en nuestra playa insigne alrededor de dos millones de metros cúbicos, en la zona del litoral comprendida desde Punta Kawama hasta el hotel Sol Palmeras, es decir, incluida toda el área del llamado Varadero histórico.

También en diferentes tramos del litoral fue necesario reconstruir las dunas dañadas. Los mayores volúmenes de arena fueron suministrados en la campaña de 1998, cuando el aporte sobrepasó el millón de metros cúbicos.

Los resultados, afirma el doctor Juanes, son altamente satisfactorios, pues a pesar del tiempo transcurrido y el intenso oleaje provocado por el impacto directo o indirecto de varios huracanes, como el Michelle de noviembre del 2001, y frentes fríos, la retención del material es alta, la calidad del mismo responde a los patrones exigidos, y existen lugares donde la amplitud de la franja de arena supera los 50 metros. Junto con la recuperación de las condiciones físicas de la playa, hemos logrado conservar sus características paisajísticas y estéticas, acotó.

Esto no significa que el proceso erosivo se haya detenido, de ahí la importancia de monitorear la situación y mantener actualizados los trabajos de mantenimiento para evitar retrocesos.

Además de merecer el reconocimiento de autoridades internacionales en la materia, el uso de las técnicas de alimentación artificial de arena en Varadero es considerado uno de los proyectos de su tipo más exitosos del mundo.

Tomando en cuenta esta experiencia, un equipo de investigadores del propio Instituto de Oceanología, hizo un estudio integral sobre el estado actual de 140 playas del país ubicadas en ambos litorales. Las observaciones demostraron la presencia generalizada de la erosión en las costas cubanas, con una intensidad moderada en la mayoría de los casos al presentar una velocidad de retroceso de la línea de costa entre 1 y 1,20 metros por año, asociadas a causas naturales y antrópicas.

Figuran en el último grupo la extracción ilegal de arena (lamentablemente todavía ocurre para utilizarla con fines constructivos), la deforestación, hacer viales sobre la línea de costa, y los daños ocasionados a los ecosistemas productores de arena por diferentes causas, como son la rotura de los arrecifes coralinos, el anclaje de embarcaciones y la contaminación.

Cuba cuenta desde el año 2000 con el Decreto Ley número 212 dirigido a garantizar el cuidado, preservación y manejo correcto de la zona costera. Por fortuna, a pesar de las violaciones citadas, se cumple con bastante rigor.

Amparado por este instrumento legal, el país avanza en el diseño de una estrategia nacional que garantice la recuperación y conservación de nuestras playas. Sería imperdonable privar de su sano disfrute a las futuras generaciones de compatriotas.

 

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