La familia cubana limita su papel de formadora ética y humana al
espacio hogareño; sin embargo, se desentiende de las indisciplinas
sociales que acontecen fuera de casa. Esta realidad requiere ser
transformada, y es una prioridad del actual proceso asambleario en
los barrios, fase inicial del VII Congreso de los Comités de Defensa
de la Revolución (CDR).
En septiembre, la mayor organización de masas cubana celebrará su
congreso, aunque desde finales del 2007 y hasta marzo de este año
los cederistas intercambian inquietudes y eligen a sus delegados.
El protagonismo familiar en el enfrentamiento contra delitos e
ilegalidades es un tema principal en los debates. Alfredo Pérez
Alemani, jefe del Departamento de Organización de la Dirección
Nacional de los CDR, reconoce que los problemas de esta índole no
siempre se discuten con profundidad en las comunidades, situación
que atribuye a la inestable preparación de los cuadros.
Por ello la Dirección Nacional preparó un plan de capacitación
para sus coordinadores de base durante octubre y noviembre del año
pasado.
El proceso previo al máximo evento de la organización marcha bien
en cuestión de tiempo. Ya se avanza al nivel municipal. Hasta ahora
las únicas provincias atrasadas son La Habana, Ciudad de La Habana,
Ciego de Ávila y el municipio especial Isla de la Juventud.
Pérez Alemani también subrayó la creciente participación de los
jóvenes como líderes dentro de sus comités. La juventud no cede
responsabilidades cuando se siente respetada. Un 34% del ejecutivo a
nivel nacional y provincial está compuesto por personas menores de
35 años, y aproximadamente un 29% dirige en los barrios.
Los congresos de los Comités de Defensa de la Revolución se
celebran cada cinco años con el cometido de fortalecer sus
estructuras y funcionamiento. Luego de 48 años de creados se
reevalúan desde los cimientos para preservar la unidad.