Dos días después apareció otro siniestro personaje, Condoleezza
Rice, comprometida con Bush en las guerras en Iraq y Afganistán, y en
el propio genocidio israelí contra los palestinos.
Para acoger a tan "honorables" representantes imperiales, Tel Aviv
había retirado los tanques y demás medios blindados con los que
masacró la población de Gaza.
Los más de 120 muertos, 27 de ellos niños, habían recibido
sepultura. Quedaba el luto, el mismo con el que se ha acostumbrado a
vivir ese pueblo desde la creación misma del Estado sionista.
¿Qué busca la enviada de Bush en su actual visita a la región del
Oriente Medio?
¿Por qué llegó un día después del genocidio y no cuando la aviación
y los tanques bombardeaban viviendas en esa ciudad?
La respuesta la dio, con todo cinismo, la propia señorita Rice
luego de reunirse este martes en Ramallah con el presidente palestino
Mahmud Abbas: "Hamas es responsable del aumento de la violencia. Los
israelíes tienen derecho a defenderse".
Quizás respondería igual el señor Solana, el hombre que apuesta a
un Kosovo fuera de Serbia y quizás a un Israel sin Palestina.
Ambos, cual si fuera un guión expresamente ensayado, acudieron a
las cámaras de televisión luego de las entrevistas con Abbas, a quien
le exigieron reanudar las conversaciones de ¿paz? con el vecino
agresor.
Uno para la otra. Solana tal Condoleezza. Viajan al mismo lugar
donde ellos tienen una alta responsabilidad con la masacre que Israel
comete contra los palestinos.
Dan entrevistas y hasta ponen caritas de preocupados por la sangre
derramada —siempre de indefensos palestinos— y piden más sacrificio de
parte de ellos.
Mientras, las autoridades israelíes atacan verbalmente y amenazan
hasta con llegar a ocupar nuevamente Gaza.
Es más, apenas la enviada de Bush salió del territorio, ya en la
tarde noche del martes, se reportaba otra avalancha de tanques y otros
medios de guerra de Israel. La primera víctima del ataque era la bebé
Amira Abu Akar, de solo un mes de nacida.
El presidente Abbas, en su diálogo con la enviada de Bush, le
recordó lo pactado (impuesto) en la reunión convocada por el
mandatario norteamericano en Annapolis e insistió en la necesidad de
instaurar una tregua global en la franja de Gaza y Cisjordania para
poder cumplir el objetivo de hacer del 2008 el año de la paz.
El responsable del grupo de negociadores palestinos, Ahmad Qurei,
fue todavía más claro. "Las razones por las cuales las negociaciones
se suspendieron siguen estando presentes. Cuando de-saparezcan, las
negociaciones se reanudarán", explicó, refiriéndose a los ataques
militares y a la continua instalación de colonias en Cisjordania,
sobre todo en la región de Jerusalén.
Ante ese argumento, Condoleezza no podía quedar callada y recordó,
una vez más, para qué había sido enviada hasta allí:
"Es evidente que la situación es inquietante", dijo, y añadió,
"pero el mundo debe entender que Hamas hace lo que se esperaba:
utiliza los disparos de cohetes contra Israel para intentar frenar un
proceso de paz en el que no tiene nada que ganar".
Su cinismo no se ocultó, y pidió a Israel que "haga serios
esfuerzos para proteger las vidas de los inocentes".
Esta última recomendación parece tardía. Ya los muertos de esta
semana están sepultados. Junto a otras decenas de miles de palestinos
descansan en la llamada Tierra Santa que los vio nacer y donde no han
podido vivir en paz.