Es
Sábado. Matías Bize decide no quedarse En la cama.
Lo bueno de llorar, su tercer largometraje se estrena en La
Habana.
Después que su cinta En la cama obtuviera el tercer Coral
del XXVII Festival de Cine Latinoamericano, el premio al mejor
guión, y los otorgados por Casa de las Américas y el centro Martin
Luther King, este guionista y cineasta chileno vuelve a probar sus
películas en Cuba. Frente al público de la recién concluida Muestra
de Nuevos Realizadores, Bize desempaca el secreto: una cámara y el
deseo de crear a toda costa.
"Yo creo que un director tiene que hacer su película como pueda.
Mientras estudiaba me di cuenta que más que un título uno necesita
un filme. Por eso decidí hacer, sin ningún presupuesto, Sábado,
una película con un solo plano secuencia de una hora de duración.
"Sábado me mostró la posibilidad de filmar por mis medios y
totalmente independiente. En la cama, aunque nace de una
manera similar, creció como proyecto hasta convertirse en una
coproducción chileno-alemana. Pero nunca perdimos el espíritu de
hacerla nosotros mismos. Lo que no se puede perder, lo que me
interesa es la independencia creativa".
Matías Bize (Santiago de Chile, 1979) llegó al cine casi por
azar. El director más joven en ganar la Espiga de Oro del Festival
de Cine de Valladolid en el 2005, y alrededor de otros 40 galardones
internacionales, confiesa que nunca pensó que podría hablar en serio
sobre lo bueno de filmar historias.
"Al principio no estaba muy seguro de lo que quería. Conversé con
un amigo que había estudiado cine en Cuba y me decidí. Matriculé en
la Escuela de Cine de Chile, donde se rueda muchísimo, sobre todo
cortometrajes, y allí comencé a interesarme en este proceso, hasta
que hacer cine se convirtió en una constante necesidad."
Vera (Vicenta N’ Dongo) y Alejandro (Alex Brendemühl) se miran en
silencio. Solo la música habla. Los dos personajes de Lo bueno de
llorar parecen vivir sus conflictos en tiempo real. Todo sucede
en una noche de Barcelona. Monólogos. Largos planos secuencias.
Espacios minimalistas. ¿No te arriesgas a perder al espectador en un
juego de tanta densidad dramática?
"Lo bueno de llorar es mi película más personal. La idea era
que arrancara con el nivel de profundidad con el que termina En la
cama, y creo que lo logramos. Pretendía que la gente reflexionara.
Quería hablar con profundidad y me parece que esos eran los
elementos que necesitábamos. Cada diálogo tenía que ser
imprescindible y también cada silencio".
Con Sábado (2003), En la cama (2005) y Lo bueno
de llorar (2007) podría hablarse de una trilogía donde cada
filme recoge una etapa diferente de la relación de la pareja. ¿Por
qué decides mantener esta temática?
"Al filmar, siempre pienso que eso es lo que como espectador me
gustaría ver después en la pantalla. No me preocupa que me
encasillen en una temática específica. Ahora ese es el tema que me
interesa. Escribo sobre lo que me sea cercano para poder hablar con
verdad."
¿Hacia dónde va el cine de Matías Bize?
"Quisiera mantenerme haciendo solo primeras películas. No me
gustaría que llegara un momento en el que me acostumbre a decir
‘esto me resulta, funciona con el público y lo voy a seguir
haciendo’. Quiero ir cambiando y lograr con cada cinta algo nuevo.
Ojalà que cada película que realice sea mi ópera prima."