El filo de La Hojilla

Juan Antonio Borrego

CARACAS.— Cuando a las diez de la noche Mario Silva se ajusta su gorra de visera, mira de soslayo la cámara y lanza el acostumbrado "Buenas noches, ¿como están todos?", ya ha empleado prácticamente la mitad de las horas del día leyendo periódicos, mirando los noticieros de la televisión y escudriñando la verdad en las profundidades de la red.

Foto: Calixto N. LlanesMario cumple diariamente extensas sesiones de monitoreo a la prensa nacional y extranjera.

Su espacio La Hojilla, trasmitido de lunes a viernes por Venezolana de Televisión y, según estudios, visto por unos ocho millones de personas en todo el país, comienza luego de que su director y conductor se presenta ante los teleespectadores con un enunciado tan controvertido como sorprendente: "Mario Silva: bachiller marginal y terrorista comunicacional".

Él confiesa que lo hace a modo de vacuna contra sus enemigos "de derecha y de izquierda", pero a todas luces la frase sintetiza el tono sarcástico y picante con que sazona el programa y revela en buena medida ese estilo radical con que se lanza cada día al ruedo mediático en una suerte de duelo a muerte frente la conspiración, la manipulación y la mentira que cargan la oligarquía y sus medios contra la revolución bolivariana.

Alguien ajeno a su realización pudiera sospechar que detrás de cada emisión se esconde un abultado equipo de sociólogos, analistas y especialistas en la comunicación, pero nada más errado: el team de monitoreo y análisis lo conforman apenas tres personas –Mario incluido- y según ellos mismos el 99 por ciento de sus programas se improvisan.

"La primera línea corta como una hojilla", le dijo alguien al valorar uno de aquellos materiales periodísticos que escribía cada día al levantarse y con el elogio Mario encontró el título que estaba buscando para su sección. Hojilla, vocablo usado en Venezuela para nombrar la cuchilla de afeitar, le venía como pintado para denominar al incipiente medio alternativo. Corría el año 2003.

Nacida como periódico digital, La Hojilla, que hoy también cuenta con una modesta edición impresa, vino a sumarse a sus hermanos mayores antiescualidos.com que había alcanzado su madurez en los días del golpe de Estado de abril de 2002 y Aporrea, otro espacio de reflexión que igualmente pugnaba y todavía pugna contra los grandes medios privados, sus matrices de opinión y su permanente siembra de descrédito y desaliento.

Por aquellos tiempos el exvicepresidente de la república, el reconocido político y periodista José Vicente Rangel, auspiciaba algo así como una tormenta de ideas a la que asistían figuras notables de la intelectualidad de izquierda en Venezuela con el propósito de cerrar filas frente a la agresión mediática.

"Al principio yo parecía allí cucaracha en baile de gallinas —recuerda Mario— pero cuando me pidieron criterios propuse llevar La Hojilla digital a la televisión y poco tiempo después se aceptó. Había trabajado 19 años como publicista, hacía caricaturas y escribía, pero jamás había hecho televisión".

Fue entonces que verdaderamente comenzó a caminar sobre el filo de una hojilla. A veces con la arremetida apasionada, a veces con la ironía, la burla, la imitación o la comedia, Mario enfrenta desde entonces el inagotable manantial de injurias que día a día generan las fuerzas adversas al proceso y por ello también alguna que otra amenaza de muerte contra su persona y su familia.

A lo largo de casi cuatro años en el aire, para él las armas a tomar pueden ser tan diversas como las mismas situaciones lo aconsejen. Su filosofía, en cambio, se mantiene inamovible: "Yo no negocio, para mí el periodismo es una trinchera".

 

| Portada  | Nacionales | Internacionales | Cultura | Deportes | Cuba en el mundo |
| Comentarios | Opinión Gráfica | Ciencia y Tecnología | Consulta Médica | Cartas| Especiales |

SubirSubir