Un mítico viernes 13 de abril del año 2029 pasará a 36 mil 350
kilómetros de nuestro planeta, entre la Tierra y la Luna, el
asteroide 2004 mn4, de casi medio kilómetro de diámetro, que marca
el récord de una futura aproximación de un asteroide a la Tierra.
Según ha declarado Donald Yeomans, director del programa de
objetos cercanos a la Tierra de la "Jet Propulsion Laboratory" de la
NASA, el asteroide "2004 MN4" ha recibido un ranking de dos sobre 10
en el "Torino Impact Hazard Scale", empleada por astrónomos para
predecir impactos de cometas y asteroides.
El asteroide 2004 MN4 tarda menos de un año en completar su
órbita alrededor del sol, y en cada órbita atraviesa dos veces la
órbita terrestre, más cerca de nuestro planeta que los satélites
geoestacionarios.
Durante dicha aproximación, el astro será visible a simple vista
y cruzará la bóveda celeste en poco más de una hora.
No obstante, no se descarta de forma absoluta la colisión, aunque
es muy improbable, pues si el astro se ve sometido a efectos no
gravitatorios; es decir, si posee un núcleo de hielo de un antiguo
origen cometario, generaría jets o chorros que lo desviarían de la
órbita y lo podrían hacer chocar contra la Tierra.
Otra posible causa sería tener algún encuentro gravitatorio con
otro planetoide o que ocurriera algún choque con un gran meteorito.
De cualquier forma, su órbita casi circular es un claro indicio
de que probablemente mantendrá su estabilidad orbital, por lo que la
probabilidad de que nos impacte es remota y más si tenemos en cuenta
que circula lejos de áreas de alta densidad de asteroides.
2004 MN4 fue descubierto desde el observatorio de Kitt Peak, en
Arizona, el 19 de junio de 2004; por Roy Tucker, David Tholen y F.
Bernardi.
Cada 323 días se aproxima a la órbita de la Tierra, si ello
sucede en fechas próximas a mediados de abril, el astro coincide con
la Tierra y hay riesgo de choque.
En esas circunstancias, el asteroide se acerca a una velocidad
relativa a la Tierra de casi seis kilómetros por segundo.
¿QUÉ OCURRIRÍA DE IMPACTAR LA TIERRA?
De chocar con nuestro planeta, se aceleraría por efecto de la
gravitación hasta 12,4 kilómetros por segundo. Dado su tamaño, las
consecuencias serían, sin duda, graves.
Al ser su diámetro superior a 100 metros, los modelos físicos
indican que no se descompondría en la atmósfera, alcanzando el suelo
a una velocidad sólo ligeramente inferior a la inicial de entrada en
la atmósfera.
Durante la colisión, dada su masa de 45 millones de toneladas,
transformaría una energía cinética, principalmente térmica, y
originaría un cráter de cerca de tres kilómetros de diámetro y
varios cientos de profundidad.
La onda térmica arrasaría un área próxima a 10 mil kilómetros
cuadrados y depositaría materiales en la estratosfera que reducirían
cerca de un 10 por ciento la radiación solar, causando efectos
semejantes a la erupción del volcán Tambora, en Indonesia, que en
1815 produjo la mayor catástrofe humana de la que se tiene
constancia.
Los efectos serían equivalentes a la explosión de una bomba
atómica de 1000 megatones.
Muchos asteroides se han aproximado a la Tierra, incluso a
menores distancias, pero se trata de cuerpos muy pequeños de pocos
metros de diámetro.
Algunos de ellos chocan de forma habitual con nuestra atmósfera
superior ocasionando fuentes de calor equivalentes a explosiones de
hasta kilotones de TNT.
En el pasado, rusos y norteamericanos se llegaron a reprochar la
realización de aparentes pruebas nucleares en la alta atmósfera,
cuando todavía se desconocía la alta densidad de asteroides que se
aproximan a nuestro planeta.
Según las palabras del propio Donald Yeomans y haciendo
referencia al 13 de abril del 2029: "No podemos excluir un impacto
sobre la Tierra, aunque la probabilidad del mismo actualmente sea
tan solo de 1 contra 300".
Este asteroide será visible durante los próximos meses y el
programa NEO ha alertado a su red de observatorios terrestres para
incluir al 2004 MN4 en sus búsquedas.
Aquí es donde intervienen todos los satélites que el hombre ha
puesto en órbita o enviado al espacio sideral para la vigilancia,
observación y hasta posible desvío posterior de estos objetos que
pueden representar un peligro para la Tierra.