La Escuela Especial para Ciegos Abel Santamaría, de la capital
cubana, antigua Badona Suárez, donde se educaron miles de invidentes
de varias generaciones de todo el país, cumple 82 años de creada.
Creado por un patronato de damas en 1926, ese centro fue el único
que se mantuvo funcionando ininterrumpidamente —a pesar del poco
apoyo oficial en la etapa de la pseudorrepública— hasta el triunfo
de la Revolución, cuando el Estado asumió la totalidad de sus
gastos.
En ese plantel recibieron instrucción básica personas
discapacitadas visuales que posteriormente se destacaron como
profesionales, técnicos, músicos y en otras muchas actividades.
También la institución fue la máxima difusora del sistema de
escritura Brayle en la Isla y poseyó la mayor biblioteca en ese
método antes de 1959, con más de 600 títulos.
Hoy esa escuela atiende a los estudiantes de la Ciudad de La
Habana, mientras que otras inauguradas por la Revolución cubren las
necesidades en el resto de las provincias y en el municipio especial
de Isla de la Juventud. Además, el país cuenta con numerosas áreas
especiales de lectura para ciegos.
La "Abel Santamaría" tiene su sede actual en Ciudad Libertad y
fue visitada hace años por el Comandante en Jefe Fidel Castro, quien
se interesó por la labor educacional, en especial el funcionamiento
del salón para sordo-ciegos que radicó allí hasta la apertura en el
municipio de la Lisa, en esta capital, de una escuela para los
alumnos con la doble discapacidad.
En la mayoría de las provincias existen salones para la educación
de sordo-ciegos, enseñanza que comenzó en Cuba en la década de los
años 90 del pasado siglo