El proceso revolucionario en
Venezuela cuenta hoy entre las prioridades de su agenda política con
las elecciones regionales de noviembre, consideradas una etapa clave
para la consolidación del proyecto en todo el país.
Los comicios pondrán a consideración de los votantes más de 600
cargos de gobernadores, alcaldes y miembros de los consejos
legislativos, con claras aspiraciones de la oposición de desplazar
al gobierno y sus seguidores.
En ese sentido, el presidente de la República, Hugo Chávez,
indicó que sus adversarios tratarán de ganar las gobernaciones
importantes, entre ellas Apure, Miranda, Barinas, Guárico, Carabobo
y el Distrito Capital.
Al respecto, denunció que la oposición ya está recibiendo
importantes financiamientos de Estados Unidos, como parte de los
esfuerzos de desplazar a las fuerzas favorables al proyecto
bolivariano.
De ahí la necesidad de un esfuerzo por mantener las posiciones en
gobernaciones y alcaldías e incluso conquistar las que aún están en
manos de sectores contrarios al gobierno.
El mandatario convocó a una gran alianza patriótica de los
partidos como el Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Patria Para
Todos y Comunista, así como los movimientos sociales, trabajadores,
estudiantes, mujeres, con vistas a lograr ese objetivo.
Precisamente, esa es una de las responsabilidades inmediatas del
PSUV, el cual avanza en la fase final de su congreso fundacional con
un calendario que prevé la próxima elección de sus autoridades.
Chávez llamó a la revancha en los comicios, para dejar atrás el
resultado adverso del referendo constitucional de diciembre pasado,
cuando por estrecho margen resultó derrotada una propuesta de
cambios a la Carta Magna.