Año nuevo lunar en tierra caribeña

Leticia Martínez Hernández

Doce campanadas anuncian la llegada del nuevo día. Fuegos artificiales rompen la quietud del ocaso. Aplausos y augurios de prosperidad reciben, este 7 de febrero, el año nuevo lunar chino. El escenario de la milenaria celebración: la ciudad Tarará, a orillas del mar Caribe.

Foto: Jorge Luis GonzálezEn la gala cultural convergieron las más típicas tradiciones chinas y cubanas.

Yin Ping, o mejor Ailén, como la llaman desde su arribo a la Isla, no ha tenido tiempo para sentarse a descansar. Desde temprano, junto a sus compañeros de clase, adorna la escuela y ensaya con cuidado cada palabra del poema que recitará en idioma español en la gala por la fiesta de la primavera.

Y a pesar de añorar a su familia, confiesa sentirse feliz, pues a miles de kilómetros de su tierra comparte con otros 979 estudiantes chinos una de las celebraciones más importantes de su cultura. Pero esta vez con una característica diferente: el calor de la tierra cubana que les abrió las puertas para el estudio de la lengua de Don Miguel de Cervantes.

Los estudiantes chinos celebraron el advenimiento del nuevo año lunar.

Por esa razón entre óperas, poemas y bailes tradicionales intercalan pasos de chachachá y acordes de boleros. La gala resulta colofón para todo un día de festividades donde, junto a sus profesores, recibieron el año 4706 según el calendario lunar, y dieron la bienvenida al Año de la Rata, primero del zodíaco oriental de 12 años. Zhao Rongxian, embajador de la República Popular China en Cuba, también compartió con ellos.

Los fuegos artificiales a medianoche conquistaron la mirada de cada de uno de los presentes en la plaza de Tarará. El color rojo y el estruendo inundaron el lugar. Según narra una leyenda china, Nián, una bestia que vive en las montañas o debajo del mar, comía personas en la víspera del Año Nuevo. Se cree que a Nián no le gusta el rojo y le tiene miedo a los ruidos fuertes. De ahí que en la ceremonia se lancen voladores y predomine el primer color del espectro solar.

Nada quedó por hacer en la escuela, hasta la comida típica y última cena del año con frutas, pescados, vegetales y los tradicionales ravioles chinos fue preparada y degustada por los estudiantes.

Así la fría nevada que azota a mi país se ha vuelto más cálida entre ustedes por eso mi deseo de felicidad para todos en este nuevo año lunar, expresó Yin Ping subiendo las escaleras de la tribuna. Ya tocaba su turno para actuar en la gala por la fiesta de la primavera.

Tradiciones chinas

El festival del año nuevo lunar chino es una de las fiestas más significativas para el pueblo asiático. El acontecimiento no solo se festeja en el país más poblado del mundo, con más de 1 300 millones de habitantes, sino además en cientos de ciudades de todo el mundo.

El sistema chino de la astrología está basado en ciclos de 60 años, regidos por animales: la rata, el buey, el tigre, el conejo, el dragón, la serpiente, el caballo, el mono, el gallo, el perro, el carnero y el cerdo, y los cinco elementos básicos: metal, madera, fuego, agua y tierra. Para los chinos, el año comienza con la primera luna nueva del año solar y los festejos culminan 15 días después, con la luna llena. Durante las celebraciones cuelgan alrededor de la casa rollos y cuadros de papel escritos con bendiciones y palabras de buen augurio, como "buena suerte", "riqueza" y "longevidad".

En la víspera del año nuevo, los miembros de la familia retornan al hogar y comparten la última cena del año. Oportunidad especial para rendir homenaje a los antepasados y presentar el respeto de los jóvenes a los ancianos de la familia. Las danzas del dragón y del león engalanan también los festejos, se considera que las cabezas de las temibles bestias y los ágiles movimientos de los danzantes ahuyentan el mal.

Durante este tiempo de fiestas se registra el mayor pico de desplazamientos humanos del mundo. El año pasado se produjeron 2 000 millones de desplazamientos, es decir, unos 700 millones de viajes más que la población total con la que cuenta el país asiático.

Los tiempos modernos han transformado muchas de las tradiciones. Sin embargo, más allá de los cambios, la reunión familiar se mantiene como lo más importante en celebraciones del Año Nuevo chino.

Desde Beijing y Victoria hasta Madrid, Nueva York, Buenos Aires y La Habana, millones de chinos recibieron el nuevo año. En la ciudad Tarará, la añoranza y preocupación por la fuerte nevada cedieron paso a festejos donde convergieron las más típicas tradiciones chinas y cubanas.

 

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