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Los ministros de Defensa de la OTAN y de otros 12 países involucrados
en la ocupación de Afganistán seguían hoy sin avistar una salida para
los problemas que enfrenta esa misión cada vez más comprometida.
En el segundo y último día del encuentro informal en la capital
lituana, el secretario general de la Alianza, Jaap de Hoop Scheffer,
insistió en la necesidad de lograr acciones concretas para convertir
el optimismo en realidad.
De Hoop reconoció que la situación actual afgana supone un desafío
para los 38 países involucrados en la Fuerza Internacional de
Asistencia a la Seguridad (ISAF), que dispone de 42 mil soldados, de
ellos 18 mil estadounidenses y siete mil británicos.
A instancias de Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá, la OTAN
demanda de sus restantes 23 miembros el aporte de otros dos mil 500
militares a la ISAF para enfrentar el recrudecimiento de la
resistencia en el sur afgano.
El contingente internacional, desplegado en suelo afgano tras los
ataques e invasión estadounidense de 2001, opera con un mandato de
Naciones Unidas, pero su comando está en manos de la OTAN desde agosto
de 2003.
Sin abandonar la búsqueda del completamiento de la fuerza
interventora, la reunión de la Alianza Atlántica se dedicará este
viernes a discutir la colaboración con el gobierno afgano y las
acciones emprendidas por otras organizaciones como el Banco Mundial,
la Unión Europea y la ONU.
Al margen del Consejo Atlántico se celebrará el de la OTAN-Rusia.