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Sin poder ocultar su primera cara, la recesión económica que amenaza a
Estados Unidos asomó esta semana más su rostro con el desplome de las
bolsas, un aumento del desempleo y nuevas dificultades crediticias.
Lejos de todo sensacionalismo, el pánico se apoderó desde el martes
entre los corredores de bolsas, empresarios y hombres de negocios tras
desplomarse todas las transacciones comerciales y financieras en Wall
Street, el mayor mercado de dinero del mundo.
En estos días las operaciones cayeron hasta más de 370 puntos,
cuando lo normal de una baja en las acciones son de 60 y 70 unidades.
Esta situación no se registraba desde el 11 de septiembre del 2001,
cuando el atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York.
Inversionistas y banqueros consideraron que una contracción
inesperada ante la falta de recursos financieros en el sector de los
servicios fue la evidencia de que la economía de Estados Unidos estaba
hundiéndose en una clara recesión.
Esta situación se complicó aun más con un informe del Institute for
Supply Management que nubló todo tipo de optimismo en los inversores
al indicar la existencia de un recalentamiento de la economía.
Nos encontramos en una recesión , dijo Todd Salamote, director de
transacciones en Schaeffer s Investiment Research.
La onda expansiva de la agudización de esta crisis no demoró en
hacerse sentir en los mercados financieros de Alemania, Francia, Gran
Bretaña y España, donde los valores más afectados fueron los de
bancos, aseguradoras y compañías químicas, entre otras.
El analista norteamericano en temas económicos Rodney Smith señaló
que en general en los mercados- los inversores se han mostrado
escépticos al plan de emergencia anunciado recientemente por el
presidente de Estados Unidos, George W. Bush.
Los analistas no ven un cambio sustancial en las próximas semanas,
ya que la bolsa de Wall Street no podrá aportar tampoco por ahora
ningún impulso a los mercados, los cuales se encuentran muy sensibles
por la agudización de la crisis inmobiliaria y de créditos.
Compañía como la Merril Lynch continúan pronosticando una recesión
en ese país mucho peor de la vivida en 2001.
Como si esto no fuera poco, el ex presidente de la Reserva Federal
Alan Greenspan afirmó el jueves que la economía estadounidense está
entrando en recesión, si es que ya no lo está.
Los síntomas están claramente allí. Las recesiones no llegan
suavemente. Se hacen notar por una discontinuidad en el mercado, y es
posible describir así las cifras de las últimas semanas, añadió.
Greenspan destacó que el índice de actividad industrial que cayó en
enero en un 47,7 por ciento, tras varios meses por encima de la barra
de un 50, señala una contracción de la economía.
El Citigroup, principal banco estadounidense por activos, anunció
este fin de semana la pérdida de 10 mil millones de dólares en el
cuarto trimestre del 2007, el doble de lo esperado por los mercados.
El Merrill Lynch otro de los grandes bancos norteamericanos-
anunció también pérdidas por siete mil 800 millones de dólares en 2007
y con pronósticos negativos para el 2008.
Aun más inquietante es el hecho de que por primera vez desde agosto
de 2003 se produjo un recorte de empleos en Estados Unidos, una
muestra más de que la economía estadounidense está en recesión.
Según Merril Lynch, las cifras sobre el desempleo confirman los
primeros signos de una economía recesiva.
Indicó que las últimas cifras del Departamento del Trabajo de
Estados Unidos indicaron que en enero se perdieron 17 mil puestos para
llevar la tasa de desocupación en un 5,2 por ciento.
De todos modos, en recesión o no, los consumidores, hombres de
negocios y banqueros norteamericanos ya están viviendo en un estado de
inseguridad financiera que le hace pensar en una crisis económica
entrando en sus hogares.