Los resultados de la Florida determinaron la retirada de la
contienda de Rudolph Giuliani, quien ocupara la posición de puntero
hasta los días finales del 2007, pero cuya estrategia de concentrarse
solo en Florida no funcionó, ni logró convencer a los electores con su
mensaje y, a juicio de los analistas de la política electoral, no
logró dar una buena impresión personal ni manejó adecuadamente los
recursos financieros disponibles. Previamente, antes de la primaria de
South Carolina, se había anunciado la retirada de otro de los
punteros, Fred Thompson, quien no había obtenido buenos resultados en
las contiendas celebradas ni logrado una buena recaudación. El otro
entre los principales contendientes, Mike Huckabee, ha dicho que se
mantendrá hasta el "Gigamartes" del 5 de febrero, pero no se considera
que tenga posibilidades de continuar en la campaña más allá de esa
fecha.
La retirada de la contienda del demócrata John Edwards resultó
sorpresivo porque días antes había declarado que permanecería en la
lucha hasta la propia Convención Nacional, y el lunes 28 su Comité de
Campaña anunció que estaban contratando espacios de publicidad por TV
en 10 estados en los cuales habría caucuses o primarias el 5 de
febrero. La decisión puede estar motivada por razones personales (su
esposa tiene cáncer de mama recurrente) o de carácter financiero, a
pesar de que sus asesores decían haber recaudado entre tres y cuatro
millones de dólares desde el 1º. de enero.
El fin de esta etapa se produce en medio de un recrudecimiento de
la declinante situación económica de Estados Unidos, que forzó a la
Junta de la Reserva Federal (banca central de Estados Unidos) a
reducir el 22 de enero un 0,75% la tasa de referencia bancaria,
seguido de otra reducción de 0,5% el miércoles, después de la primaria
de Florida. Las medidas están encaminadas a proteger las cotizaciones
en las bolsas de valores, ya que desde diciembre del 2007 las acciones
más cotizadas habían caído en un 15% de su valor. Los analistas
económicos coinciden en que ya el país se encuentra o se aproxima a
una recesión. Bush anunció que presentaría al Congreso un "paquete de
estímulo económico", que luego de negociaciones con los líderes de la
Cámara de Representantes quedó fijado en 145 000 millones de dólares.
La Cámara lo aprobó rápidamente, y ahora debe pasar al Senado, donde
ya una coalición bipartidista anunció que intentará introducirle
modificaciones para incrementar la cobertura a pobres, desempleados y
trabajadores de bajos ingresos y en aspectos tales como: seguro contra
el desempleo, subsidios alimentarios y atención a la salud.
Esta nueva dinámica económica ha modificado la apreciación de los
electores sobre la importancia de los temas electorales. En Florida,
similar a lo anteriormente ocurrido en South Carolina, opinaron que la
economía era lo más preocupante (45% de los republicanos y 55% de los
demócratas). La guerra en Iraq, la atención a la salud, la inmigración
ilegal, la seguridad social son relegados a un segundo plano. Si como
afirmó el New York Times, "todas las señales apuntan a una recesión
mayor y más dolorosa que la sufrida por el país en 1990 y el 2001", la
situación económica será el tema que matizará la campaña electoral.
Al reducirse el número de aspirantes se han mermado las opciones
políticas para los electores. Los republicanos e independientes que
participen en los caucuses y primarias, tendrán que seleccionar entre
un conservador tradicional como Romney o un conservador heterodoxo
como McCain. Para McCain, quien es considerado el puntero republicano,
el principal reto es demostrar que puede unir el voto conservador y
seguir resultando atractivo para los votantes independientes. Durante
las pasadas contiendas demostró en South Carolina y en New Hampshire
ser capaz de atraer a independientes que se inclinan a votar por el
candidato republicano, y en Florida, donde en la primaria solamente
podían votar los republicanos afiliados, también probó, aunque en
grado relativo, que podía ganar en una primaria solo de republicanos.
Romney tiene ante sí la difícil tarea de parar el impulso político y
financiero que ha alcanzado McCain con el triunfo floridano, donde fue
determinante el apoyo público que le ofrecieron en los días finales el
senador cubano-americano Mel Martínez y, sobre todo, el popular
gobernador Charlie Crist.
En el terreno demócrata, la decisión es entre una mujer (Hillary
Clinton) y un afroamericano (Barack Obama). Ambos casos son inéditos
en la política de Estados Unidos. El mayor desafío para estos
aspirantes está en evitar convertir la contienda en una lucha de
género (hombre contra mujer) o étnica (blanca contra negro). En este
aspecto desempeñan un papel importante los apoyos (o endosos, en la
terminología política norteamericana) de figuras de la vida pública
(políticos, artistas, intelectuales, deportistas) de uno u otro género
y de uno u otro origen étnico.
Ambos aspirantes están intentando lograr el endoso de los
aspirantes que ya se retiraron de la campaña (Bill Richardson, Joseph
Biden, Christopher Dodd y, sobre todo, de John Edwards). Hillary
consiguió días atrás el de Maxine Walters, destacada congresista
afroamericana y Obama se alzó con el endoso del clan Kennedy y del
legado de John F. Kennedy, al recibir el respaldo del senador Edward
Kennedy y de Carolina Kennedy, hija del asesinado presidente John F.
Kennedy, en un concurrido y emotivo acto público celebrado en la
American University en Washington, D.C, y transmitido a toda la nación
por las tres principales cadenas de televisión de Estados Unidos. El
mismo día de las primarias en Florida obtuvo también el apoyo público
de la gobernadora de Kansas, Katheleen Sebelius, quien fue la
encargada de presentar la respuesta del Partido Demócrata al mensaje
del presidente Bush al Congreso sobre el Estado de la Nación.
Ninguno de los aspirantes tiene la posibilidad matemática de lograr
el 5 de febrero el número suficiente de delegados, simplemente porque
la cifra no da, aun cuando ganasen todos los delegados en juego; pero
al reducirse el campo de los aspirantes a dos por cada partido, se
restablece la remota posibilidad de que luego del "Gigamartes", uno de
ellos en cada partido se acerque a la meta. Sin embargo, teniendo en
cuenta lo reñido de la lucha y de que, además de los delegados
"comprometidos" asignados en las primarias y caucuses, hay otro
importante número de delegados "no comprometidos" (los llamados
superdelegados), que en el caso de los demócratas llegan a ser la
cuarta parte del total; se espera que esta nueva etapa
"clasificatoria" podría extenderse hasta bien entrada la primavera.
Esperemos para analizar qué sucede el primer martes de febrero.
*El autor fue jefe de la Sección de Intereses de Cuba en
Washington, D.C., de septiembre de 1937 a abril de 1989.