El eventual despliegue en la
República Checa de un radar del sistema antimisil de Estados Unidos
podría ocasionar daños a humanos debido a posibles emisiones de
radiación electromagnética, se conoció hoy aquí.
Según medios de prensa, que citaron a opositores a la ejecución del
proyecto, estas también amenazan la circulación de pasajeros por vía
aérea en una zona de 50 kilómetros de diámetros y las operaciones en
el aeropuerto internacional de Ruzyne, en esta capital.
En el país crece la oposición a esos planes militaristas que
secunda el gobierno del primer ministro Mirek Topolánek, quien a
finales de febrero próximo viajará a Estados Unidos para entrevistarse
con el presidente George W. Bush.
Recientes encuestas mostraron que cerca del 75 por ciento de los
ciudadanos está en contra del proyecto, mientras activistas de la
asociación No a las Bases apoyan la realización de un referéndum sobre
la construcción del radar.
Estos últimos sostienen que los planes estadounidenses, en caso de
concretarse, constituirán una amenaza a la soberanía e integridad
territorial de la República Checa.
Washington negocia esas instalaciones desde hace dos años con
autoridades de este país y Polonia, donde se completará el primer
pilar europeo del citado escudo antimisil, con una batería de 11
cohetes interceptores.
La otra parte será el radar de seguimiento, para cuya ubicación se
destinó el polígono de Brdy, a 60 kilómetros al suroeste de Praga.
Rusia objeta tales preparativos en sus fronteras y los considera
una amenaza directa a su seguridad.
Sostiene además que las razones alegadas por los estadounidenses,
ante una supuesta amenaza coheteril de Irán, son inconsistentes.