Ese fue el comienzo. Después, nuevos vendavales pusieron en peligro
la estabilidad del globo neoliberal. La Campaña 500 años de
Resistencia Indígena, Negra y Popular (1989-1992), el alzamiento de la
guerrilla zapatista, las manifestaciones de 1999 en Seattle y la
creación del Foro Social Mundial (FSM) en el 2001 dieron señales de la
recomposición de este movimiento alternativo.
El FSM, erigido a las puertas del encuentro de la elite
capitalista, ha devenido una tradición. Este 26 de enero, en más de 80
países del orbe, el otro Davos, como fue bautizado por el sociólogo
belga François Hourtart, vuelve a levantarse.
"La
realización del Foro en forma de un Día de Acción Global tiene por
objetivo, en primer lugar, llevar el proceso a los diversos rincones
del mundo. Este año, para participar del FSM no hizo falta conseguir
pasajes y hoteles en una ciudad distante, sino organizarse localmente
para expresar críticas y apuntar alternativas en cada localidad, en
cada ciudad, buscando crear mejores condiciones para la lucha política
y social en las diferentes regiones del orbe", dice Gustavo Codas,
representante de la Central Única de Trabajadores de Brasil en el
Consejo Internacional del FSM, quien accedió a conversar vía
electrónica con Granma.
Gran importancia tiene esta nueva jornada altermundista. En la
localidad suiza de Davos, el desplome de la economía capitalista, la
recesión norteamericana y la entrada de las bolsas en auténticas
"montañas rusas" propician una atmósfera de pánico. Mientras allí se
dictan los Riesgos Globales del 2008, el movimiento social teje
estrategias para otro mundo posible.
"Esta nueva coyuntura puede significar que el momento de las
alternativas se va a aproximar más rápidamente de lo que podíamos
suponer. Ya había un desgaste político del proyecto neoliberal en el
mundo. En nuestra región sentimos un avance de los procesos de luchas
sociales y ascensos institucionales de sectores de izquierda a los
gobiernos. Si viene una recesión profunda del capitalismo
internacional, una respuesta alternativa se colocará de una forma
práctica para muchísima gente en el mundo.
"En América Latina el desafío mayor que tenemos ahora es construir
convergencias muy amplias en torno a programas de superación del
neoliberalismo, y tienen que realizarse entre movimientos sociales,
pero también y, sobre todo, con otros actores, como son los partidos
políticos de izquierda y progresistas (del Foro de Sao Paulo) y los
gobiernos dispuestos a dialogar y asumir proyectos populares."
En enero del 2007 durante el FSM celebrado en Nairobi, la capital
de Kenia, fue acogida la propuesta de no realizar encuentros centrales
este año. Un Día de Acción Global, como sucede hoy, desafiaría la
hojarasca mediática y, casi por asalto, daría cuenta de la
articulación mundial que se urde frente al neoliberalismo.
"La visibilidad es una cuestión clave, pero de difícil solución por
el lado comunicacional. Hay que tener poder de presión en las calles
para obligar a que los medios de comunicación de masas, dominados por
las grandes empresas capitalistas, reflejen las movilizaciones
populares. Por otro lado, contamos con los medios de comunicación que
tienen una concepción diferente a los del capital: canales de TV de
gobiernos populares, algunos pocos periódicos independientes, muchas
radios comunitarias, numerosas páginas digitales hechas por
movimientos o militantes. Pero esta es una batalla que apenas ha
comenzado."