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Un diálogo de sordos sostuvieron la secretaria de Estado
norteamericana Condoleezza Rice y representantes de las principales
centrales obreras colombianas sobre el controvertido Tratado de
Libre Comercio (TLC) entre ambos países.
Como parte de la agenda de una corta visita a la ciudad de
Medellín, Rice se reunió anoche con sindicalistas a quienes expresó
que el gobierno de George W. Bush continuará bregando para la
aprobación del TLC a pesar de las opiniones en contra.
Los dirigentes obreros colombianos manifestaron a la funcionaria
su rechazo al TLC y denunciaron que en Colombia se obstruye la labor
sindical.
En declaraciones a la prensa tras el encuentro, Carlos Rodríguez,
presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), afirmó que
le recordó a Rice y sus acompañantes que en 2007 fueron asesinados
40 dirigentes sindicales en Colombia.
Con ello se elevaron a dos mil 574 los líderes obreros asesinados
en el país en los últimos 20 años.
Según Rodríguez, Rice dijo respetar la opinión de los
sindicalistas, pero les advirtió que seguirá adelante con el TLC.
Además consideró que el gobierno de Alvaro Uribe cumple con las
normas laborales, a pesar de los criterios adversos sobre falta de
garantías sindicales en el país y la negación de recomendaciones de
la Organización Internacional del Trabajo en materia laboral.
Condoleezza Rice y su comitiva llegaron la víspera a Medellín en
medio de un ostensible despliegue de seguridad, y de inmediato se
trasladaron al hotel Intercontinental en una veintena de vehículos
blindados, escoltados por carros de la policía y el Ejército.
La visita oficial, que concluirá esta noche tras un encuentro con
el presidente Álvaro Uribe, se centrará en temas de seguridad y
económicos.
El viaje de Rice es apreciado por las autoridades colombianas
como la posible tabla de salvación para que el Tratado de Libre
Comercio (TLC) sea aprobado por el Congreso estadounidense.
Para ello la Secretaria de Estado viajó acompañada de 10
congresistas, la mayoría demócratas, y otras altas personalidades
del gobierno norteamericano, como parte del cabildeo para echar
adelante el TLC.
Pero analistas dan por sentado que la visita servirá también para
reforzar el apoyo militar de Washington a Bogotá, reflejado en el
Plan Colombia, señalado por sus detractores como un instrumento para
intervenir en el conflicto interno colombiano.