Gonzalo contra el olvido

PEDRO DE LA HOZ
pedro.hg@granma.cip.cu

Foto: JUVENAL BALÁNCuando se escribe contra la muerte, en definitiva se está suscribiendo un conjuro contra el olvido. Ese es el sino del chileno Gonzalo Rojas, el poeta de honda voz, palabras pulidas como rocas y suma lírica de una tierra abonada por la tradición de Huidobro, los Pablos y la Gabriela.

Invitado especial a la 49 edición del Premio Literario Casa de las Américas, Gonzalo tuvo la dicha de ver ayer reunidos en un espléndido tomo publicado por el Fondo Editorial de la institución poemas suyos que han vencido la prueba del tiempo.

Contra la muerte y otras visiones permite al lector compartir una intensa y rica, lacerante y esperanzada experiencia humana. A una edad en que los méritos pudieran abrumar a cualquiera —Premio Nacional de Literatura, en Chile (1992); el Premio Reina Sofía, en España (1992); el Premio José Hernández, en Argentina (1997); Premio Octavio Paz, en México (1998); y Premio Miguel de Cervantes, (2003)—, la mejor manera de evidenciar la respiración de la escritura se halla en la coherencia y la consecuencia de estos versos transfigurados por la sensibilidad y el oficio de un hombre que nació entre la rudeza del mineral de carbón y se zafó pronto de la ilusión surrealista para concentrarse en una expresión propia.

Esta se le hizo evidente a la Mistral cuando en 1948 tuvo ante su vista el primer libro de Gonzalo, Las miserias del hombre. Dijo entonces: "Me ha removido, y, a trechos, me deja algo parecido al deslumbramiento de lo muy original, de lo realmente inédito".

Pero fue precisamente la primera versión de Contra la muerte (1964) la que lo situó definitivamente en la vanguardia de la lírica castellana: "Me arranco las visiones y me arranco los ojos cada día que pasa. /

No quiero ver ¡no puedo! ver morir a los hombres cada día. / Prefiero ser de piedra, estar oscuro, / a soportar el asco de ablandarme por dentro y sonreír / a diestra y siniestra con tal de prosperar en mi negocio", escribió entonces y ha sido fiel a esa arte poética a lo largo de una obra que comprende, entre otros excelentes títulos, Cinco visiones (1992), 80 veces nadie (1997), Réquiem de la mariposa (2001) y Del ocio sagrado (2002).

 

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