Alejandro Robaina, único veguero cubano que da nombre a una marca de habanos, aseguró que muy temprano dio su voto por la unidad, como única vía de preservar las conquistas de la Revolución en la Isla.

Como buen tabacalero, acostumbrado a ganar tiempo al sol, a las siete de la mañana ejerció el derecho al sufragio en el colegio situado a escasos metros de su hogar, radicado en la barriada de Barbacoa, en el municipio pinareño de San Luis.

Quise ser de los primeros -aseguró- porque considero que estos comicios son limpios, transparentes, los candidatos han salido del pueblo y el mismo pueblo los postuló, no hay dinero que medie a favor de uno u otro y solo su prestigio y capacidad es lo que cuenta.

"Yo recuerdo que en tiempos de Batista, ningún integrante de mi familia acudía a las elecciones, porque todo aquello era sucio, pura politiquería y siempre el que tenía más dinero para comprar los votos y ofrecía montones de cosas que después no cumplía, era el vencedor", subrayó.

Afirmó que gracias a la Revolución, hoy el pueblo cubano tiene una elevada cultura, entiende estas cosas y como yo, apuesta al voto unido como estrategia, en defensa de la justicia social y la tranquilidad de que disfrutamos los que vivimos en esta tierra que constituye un faro de libertad.

Especialmente para los campesinos que tanto tenemos que agradecer a Fidel y a nuestro sistema, esta constituye una jornada de compromiso, de reafirmación al socialismo, a la independencia, la libertad, la democracia y a la unidad.

Dueño de una voluntad a toda prueba, no es casual que las plantaciones de tabaco de este hombre, próximo ya a los 90 anos, estén entre las de mejores resultados del país y se haya convertido en el cosechero más famoso del mundo.

Conversador, afable y con una sensibilidad que le hacen flaquear ante la belleza de las flores, confiesa encontró en su labor satisfacción plena y quien lleva una línea así y triunfa, debe sentirse feliz.