Residencia en su tierra

La labor que desempeñó Lisandro Otero al frente de la Academia Cubana de la Lengua, durante los últimos años de su existencia, fue resaltada por Eusebio Leal al presentar el viernes, en la Basílica Menor de San Francisco de Asís, una velada que rindió homenaje póstumo al escritor y periodista recientemente fallecido.

Representantes del movimiento intelectual cubano y de las instituciones culturales, encabezados por Rafael Bernal, viceministro primero de Cultura, se dieron cita en la sala de conciertos de la habanera Avenida del ,Puerto para evocar al autor de páginas memorables como La situación y Temporada de ángeles.

Tras esbozar un perfil humano de quien mereciera en 2002 el Premio Nacional de Literatura, el Historiador de la Ciudad puso especial énfasis en la conjunción de continuidad y renovación que impregnó Lisandro a las tareas académicas, al recoger el legado de Dulce María Loynaz, José Antonio Portuondo y Salvador Bueno y aportar una nueva dinámica al funcionamiento de la entidad.

Momentos antes de la velada, escritores, amigos y familiares guardaron minutos de recogimiento ante la lápida que señala, en el jardín del Convento de San Francisco, el sitio donde reposan .las cenizas de un escritor que quiso fijar allí su definitiva residencia en la tierra.

Ars Longa, bajo la dirección de Teresa Paz, interpretó obras de Esteban Salas, compositor primado de la isla. Los bronces se enternezcan y Assumpa est fueron muestras del ejercicio del maestro en el dominio del arte polifónico de su época, en el que se advierte, en el caso de la segunda pieza, una asimilación de las influencias de la música vocal italiana del siglo XVIII. (Pedro de la Hoz)

 

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