Con
el libro de ensayo El concierto de las fábulas, el escritor
Alberto Garrandés acaba de obtener su segundo Premio Alejo
Carpentier, luego de que el año pasado ganara en el mismo certamen,
pero en el género de novela, con Las potestades incorpóreas.
Prolífero narrador y ensayista, Garrandés ha conformado en esta
obra una "especie de médula de lo que ocurrió con la novela y el
cuento en los años 60". Un abundante paisaje —sobrepasa las
cincuenta obras— que se propone rescatar el espíritu de esa época
por medio de sus fábulas. Para ello se ha valido de lo que él define
como una "perspectiva impresionista con el empleo de la técnica del
hiperrealismo".
Eres el primer escritor que gana dos veces el Premio Carpentier,
y de manera consecutiva. ¿Cruzarás los dedos para que dure la buena
racha?
"Pues no lo sé... quizás podría enviar al concurso un libro de
poemas en prosa, escritos bajo la irradiación de Kashmir, de Led
Zeppelin, la versión larga que aparece en No Quarter... Ahí
hay algo que me recuerda unos poemas de Coleridge sobre lo
perecedero, el mundo invisible, las voces de los muertos y el sueño.
Sin embargo, lo que estoy escribiendo ahora no admite
encasillamientos genéricos. Es algo muy raro y muy simple al mismo
tiempo".
¿Por qué un ensayista como tú, tan poco ortodoxo, se ha
interesado en delinear los años 60 de la literatura cubana, y con
más método del que nos tienes acostumbrados?
"Mi libro nació de mi necesidad de comprender la narrativa de esa
época... Hay un montón de desenfoques y quise enfocar, hacer nítidas
ciertas fábulas y concertarlas... Y al final se me antojó pintar un
paisaje que es en sí mismo una paradoja, ya que en él utilizo dos
técnicas: la de los impresionistas y la del realismo que da origen a
ciertas naturalezas muertas donde se ven hasta los nervios de las
hojas. Si quieres tener una idea precisa de cómo es un bosque por
fuera, tienes que adentrarte en él y palpar los árboles.
Cuéntame cómo ha sido la acogida del lector a tu novela Las
potestades incorpóreas, que ya tuvo su presentación en algunas
zonas del país.
"La novela va infiltrándose poco a poco... por eso diría que es
muy pronto para llegar a conclusiones. Aunque hay
escritores-críticos que han escrito aprobatoriamente sobre ella.
Creo que Las potestades incorpóreas cuenta una historia
desasosegadora, inesperada, y habrá reacciones de todo tipo, lo cual
es algo muy estimulante".
Sé que le dedicas un tiempo casi inviolable a la creación y a la
labor investigativa. ¿No crees que el escritor que eres, amante
confeso del "silencio, la marea baja, el crepúsculo activo",
se ha ganado con creces un descanso y la celebración?
"Hay que trabajar hasta el fin, especialmente si tienes la
compulsión de hacerlo y fantasmas que se te aparecen para conminarte
y visiones que te acechan buscando tu reacción frente a ellas,
defendiéndote con las únicas armas de que dispones: el lenguaje y la
imaginación. No puedo descansar ni celebrar si no he terminado. Pero
tampoco puedo ocultar que soy un hombre acariciado por algunas
expresiones de la felicidad".