De la Granjita Siboney al Moncada, Chávez en
la ruta de del 26 de julio

SANTIAGO DE CUBA. — Como lugares sagrados donde se encendió la llama de la Revolución en Latinoamérica calificó hoy el Presidente venezolano, Hugo Chávez Frías, la Granjita Siboney y el antiguo Cuartel Moncada.

Acompañado por el General de Ejército Raúl Castro, primer vicepresidente de los consejos de Estado y de Ministros, el líder bolivariano visitó ambos sitios históricos, como parte del recorrido que realiza por esta heroica ciudad.

Vinculados a los sucesos del 26 de Julio de 1953, cuando un grupo de jóvenes liderados por Fidel Castro inició la etapa definitiva de liberación del pueblo cubano, las dos instituciones son ahora museos que guardan parte importante de la historia de luchas de la nación.

Al concluir el recorrido por el museo 26 de Julio, ubicado en la antigua posta tres del Cuartel Moncada, hoy Ciudad Escolar con más de mil estudiantes, Chávez la evocó como semilla de la revolución martiana que triunfó en Cuba y de la Revolución bolivariana en Venezuela.

En el libro de visitantes escribió "!Cuartel Moncada!... cuna, viento, alma profunda y semilla de la Revolución martiana... y de la Revolución bolivariana. Nosotros, hijos de tu estela, te saludamos y rendimos armas, tremolando banderas", y concluyó con su consigna Patria, socialismo o Muerte ¡Venceremos!

A un costado Raúl escribió "Estoy de acuerdo", y como guía excepcional narró parte de la historia que muestra la institución y explicó aspectos de los hechos ocurridos entonces en los que él fue uno de los combatientes.

Previamente en ese lugar, el mandatario y la comitiva que lo acompaña habían recibido un emotivo recibimiento de los pioneros, quienes en nombre de los niños cubanos le pidieron que transmitiera un saludo a los niños venezolanos.

Decenas de estos pequeños colgaron a los visitantes la pañoleta roja, máximo atributo pioneril, y Chávez coreó junto con ellos: "Seremos como el Ché".

Chávez evocó el legado de Simón Bolívar, y llamó a tener la capacidad y la conciencia para ahora cumplir con lo que el Libertador llamó hace 200 años como el Gran día de nuestra América, el día de la unión, de la libertad definitiva.

Consideró que los cambios son inevitables y que una nueva oleada de los pueblos está en marcha.

Elogió a Fidel como un gran visionario, y manifestó que el asalto al Moncada fue como el candelero, y luego vino el viento revolucionario que regó las llamas de la libertad.

 

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