Los helicópteros baten el supuesto enemigo. Audaces aparecen detrás
de las lomas y se unen a la acción. Su apoyo resulta vital para el
desenlace del combate. Entre el dispositivo defensivo del territorio,
los tanques, la infantería, la artillería y la fuerza aérea, rechazan
los intentos de avance hacia la capital del país y luego aniquilan al
adversario, a modo de cierre del ejercicio Moncada 2007.
Desde la altura se puede divisar el duelo en nombre de esta tierra.
Fuego y un humo oscuro sobre los tanques que avanzaban indican que el
bello paisaje hasta donde nos alcanza la vista se mantiene como el
resto, íntegramente cubano.
El mayor José Luis Reyes ha cumplido múltiples misiones durante
estos días: traslado de tropas, apoyo logístico, entre otras. También
asegura que no hay audacia alguna en lo que hace, tan solo deber y
oficio. Junto a sus compañeros de especialidad conforman un equipo
entrenado para cualquier desafío posible en el cielo de Cuba.
Cada misión es diferente, asegura quien acumula 24 años sobre esta
técnica. Sin embargo, también advierte que posee un dominio absoluto
del relieve del terreno, cada loma o palmar, cada llanura o embalse.
Igual ha de conocer los sitios donde sopla con más fuerza el viento y,
desde luego, por donde atravesarían tropas de desembarco.
Al oficial, quien en 1973 inició su vida militar en los Camilitos,
ahora le espera la población en una explanada de la comunidad vecina.
Los civiles se han mezclado con las fuerzas que participaron en el
ejercicio: conversan con tanquistas, infantes, artilleros y pilotos;
acceden a los medios. Solo el uniforme los diferencia; unos y otros se
preparan para la defensa.
Después de estas cinco jornadas queda la satisfacción de ver
aplicada sobre el terreno la concepción de Guerra de todo el pueblo,
la certeza de que está prevista cada posible acción del enemigo, la
estrategia a seguir para derrotarle y la disposición para ganar el
duelo por nuestra tierra.