Parece aun hoy que los libros estuvieran en esos anaqueles
ambulantes y estanterías improvisadas que aguardaron por sus dueños
en las calles o en sedes de la enseñanza superior por sus dueños, en
el Festival Universitario del Libro y la Lectura.
En algunas de las provincias orientales, muy afectadas en días
pasados por las lluvias, continuará esta semana esa fructífera cita
estudiantil con la literatura.
De hecho, se puede reafirmar ya que esta es una Isla de letras,
tanto por la tradición de escritores reconocidos, como por los
noveles creadores que se hacen sentir y el gran público que demanda
cada vez mejores ofertas.
Durante 17 días los libros invadieron otra vez centros
universitarios, residencias estudiantiles y policlínicos, dejando
para siempre ese recuerdo que perdura como si se tratara de un sitio
eterno y necesario en las ciudades.
El colofón de esta feria dedicada a los universitarios,
correspondió en la capital esta vez a la Avenida de los Presidentes,
célebre e histórica por sus monumentos, popular y con un entorno de
facultades de la Universidad de La Habana, escuelas de idiomas y
residencias estudiantiles.
En medio de la vorágine que implica siempre un evento de esta
naturaleza, que tuvo sus antecedentes en La noche de los Libros, de
la calle 23, y Lecturas en el Prado, de esa otra popular arteria, la
de este fin de semana tuvo más de un momento memorable.
Uno para recordar fue la lectura poética de Roberto Fernández
Retamar, junto a la estatua de Simón Bolívar.
No es casual que haya sido allí precisamente donde está El
Libertador, que el Presidente de la Casa de las Américas regalara a
todos su poesía, esa que es expresión de una voz a la vez emisaria
del pueblo y el arte que protagonizan el momento histórico que
vivimos hoy.
Esa actualidad que tuvo definitiva trascendencia en la
recientemente concluida Cumbre Iberoamericana, con una enérgica
respuesta en nombre de la dignidad latinoamericana.
Retamar fue uno de los primeros cubanos en suscribir el
llamamiento lanzado en defensa de la autoridad y los derechos de los
pueblos del continente luego de ese incidente.
En declaraciones a la AIN, el poeta aseguró que ese es un
documento que expresa el sentir popular de América y de otras partes
del orbe, por lo cual será secundado por miles de intelectuales y
ciudadanos comprometidos con el futuro del mundo.
La lucidez de este autor pervive en su antológico ensayo "Caliban",
donde claramente se refleja el histórico antagonismo entre
colonizados y colonizadores.
El encuentro con Retamar, una de las voces más importantes de la
lengua hispana, junto a la estatua de Bolívar, constituye una
reafirmación de que América Latina no se callará, y ratifica la
posibilidad de un mundo mejor, de la mano de la cultura y la
juventud