El ingeniero José Ángel Pita Hernández, delegado del INRH en el
territorio, aseguró que tras registrarse el octubre más lluvioso de
la región en los últimos 80 años —con la sola excepción del
provocado por el ciclón Flora en 1963— se acentuaron las roturas y
se reportaron las averías de mayor consideración en las dos
principales tuberías de entrada de agua a Santiago de Cuba.
Se incluyen, dijo, serias afectaciones en diferentes tramos de
ambas líneas de abasto, las cuales dejaron en diversas ocasiones sin
el vital servicio a unos 300 000 usuarios, debido a reiterados
deslizamientos de tierra que desguarnecieron las conductoras para
soportar el peso y la presión del agua que circula en su interior.
Ante esta situación, confirmó José Ángel, el país decidió
sustituirlas por una completamente nueva y de mayor diámetro y
resistencia, que da estabilidad al servicio y alivia las tensiones
que durante años han provocado a la población.
Los trabajos iniciales que se realizan en la Altura de Quintero
forman parte de la titánica respuesta que dan los santiagueros para
resarcir los daños de las intensas lluvias y consisten en la
articulación, con máquinas y equipos especializados, de tuberías con
capacidad de 900 litros de agua por segundo.
La primera parte de esta importante inversión (1,2 kilómetros)
culminará en diciembre próximo, mientras que su completamiento se
prevé para el primer trimestre del 2008.
Mientras tanto extreman las medidas de seguridad y supervisan
constantemente las conductoras número 3 y 4, pues la primera data de
1926 y la segunda de principios de la década de 1960.
La situación es más compleja si se valora que alrededor de 500,
de los casi 900 kilómetros de redes hidráulicas de esta ciudad,
tienen entre 80 y 100 años.
Tal panorama incide negativamente en la demora de los ciclos (que
en no pocos repartos y centros urbanos alcanzan entre 15 y 16 días),
también se refleja en las continuas roturas que experimenta la red,
y respalda la decisión del Estado de colocar el marco financiero
para su completa reposición.
Hasta la fecha se han sustituido en Santiago de Cuba alrededor de
300 kilómetros de redes hidráulicas y 12 de los 62 kilómetros de
conductoras secundarias planificados.