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Encaramadas en techos y lugares altos permanecían este sábado unas 100
mil personas de Villahermosa, capital del estado mexicano de Tabasco,
a la espera de ser rescatadas en el sexto día del desbordamiento de
los ríos.
Desde un punto de control instalado por Protección Civil en
Tabasco, las autoridades respondieron a Prensa Latina vía telefónica
que las inundaciones de Grijalva, Samaria y Carrizal, mantienen tres
cuartas partes de Villahermosa bajo agua y el nivel sigue creciendo.
La cifra de damnificados continúa creciendo y se prevé que pase,
mientras miles de hombres, mujeres y niños aguardan en las azoteas con
la esperanza de ver a una embarcación que los salve.
Los oficiales reconocieron que hace falta más ayuda porque cuando
las personas escuchan el sobrevuelo de un helicóptero, alzan las manos
para llamar la atención, debido a que no pueden esperar un día más a
causa del hambre y el frío.
El fluido eléctrico está suspendido por la inundación de la mayor
parte de los barrios y el agua potable no llega por fallas en las
maquinarias, expresaron al ser consultados.
La mayoría no pudo salvaguardar sus pertenencias y trae consigo lo
que lleva puesto desde el primer día de la tragedia y algunos
documentos personales.
Otros 69 mil mexicanos afectados por las riadas ya están en
albergues temporales ubicados en zonas altas de Tabasco, dijo Beatriz
Zavala, secretaria de Desarrollo Social.
La dantesca problemática obligó al presidente mexicano, Felipe
Calderón, a suspender una gira prevista por Panamá, Colombia y Perú, a
cuyos gobiernos comunicó la decisión de postergar el recorrido
planificado de inicio para la semana entrante.
Calderón en un mensaje radiotelevisado demandó solidaridad por la
magnitud de la tragedia vivida e instó a la sociedad mexicana a
auxiliar a los damnificados.
Mauricio Hernández, subsecretario de Salud y Prevención, mostró su
preocupación en materia sanitaria ante el peligro de enfermedades
gastrointestinales por consumo de agua contaminada.
En cuanto a infraestructura hospitalaria, señaló, se estiman
pérdidas por 12 millones de dólares, en tanto mil 400 médicos atienden
a la ciudadanía y 30 epidemiólogos comenzaron a vacunar a la población
contra la hepatitis A, sarampión, rubéola y rotavirus.