WASHINGTON,
19 de octubre.–– El senador Mel Martínez, conocido furibundo
anticubano, renunció este viernes a su cargo de presidente del Partido
Republicano de Estados Unidos, el cual había asumido 10 meses atrás,
reportó ANSA.
La noticia no es nada buena para el presidente Bush, quien en la
azarosa recta final de su mandato ha visto partir de la Casa Blanca a
varios de sus funcionarios de confianza.
Con la renuncia de Mel se emite una señal nada alentadora a los
grupos anticubanos de Miami, a los que ha representado en la
administración Bush.
Cuando fue propuesto por el propio mandatario como jefe de los
republicanos —y considerado por la congresista Iliana Ros-Lehtinen
como la "esperanza"—, Martínez ya contaba con un amplio expediente de
malversaciones, realizadas durante su labor al frente del Departamento
norteamericano de Vivienda y Desarrollo Urbano, donde estuvo
involucrado en un desfalco millonario.
Conocida es su participación en apoyo al robo de la marca de ron
Havana Club a Cuba, para beneficio de la Bacardí, empresa que apoyó y
financió a los promotores de la ley Helms-Burton.
Se especula ahora que optó por tirar la toalla para dedicarse a "su
carrera política", pero el caso del senador Melquiades es diferente al
de otros que prefieren no enlodarse más con los desaciertos y
escándalos del actual mandatario. Martínez es un hombre de los Bush.