WASHINGTON, 19 de octubre.— Más de 70 prisioneros en las cárceles
estadounidenses tenían 13 ó 14 años cuando cometieron sus crímenes:
eran demasiado jóvenes para conducir o mirar una película de terror,
pero lo suficientemente grandes como para pasar el resto de su vida en
prisión.
Los datos surgen de un informe realizado por la organización Equal
Justice Initiative (EJI), con sede en Alabama (sur) y que afirma que
esto no ocurre en ningún otro lugar del mundo.
A lo largo de un año, los abogados del grupo, que se especializa en
la defensa de los ciudadanos más pobres, revisaron los archivos
jurídicos de todo el país para detectar la cantidad de adolescentes
juzgados y condenados como adultos.
Al menos 2 225 jóvenes de 17 años o menos han sido sentenciados a
prisión perpetua sin posibilidad de libertad condicional, un castigo
prohibido por la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño, que
Estados Unidos no ha ratificado.
Entre estos adolescentes, 73 tenían menos de 15 años cuando
cometieron sus crímenes. Y la mitad de ellos son afronorteamericanos,
señala un reporte de AFP.
Todos estos adolescentes fueron encarcelados con adultos, en
prisiones donde enfrentan los mismos riesgos de sufrir golpizas,
violaciones y abusos que sus mayores. Algunos han intentado
suicidarse.