Cuando
el 20 de octubre de 1868 los cubanos entonaron en Bayamo por primera
vez la letra de lo que sería nuestro Himno Nacional, sembraron una
semilla de identidad y a la vez reafirmaron su compromiso de ir al
combate no solo por la emancipación del yugo colonial, sino también
por la conquista de toda la justicia, simbolizada en el gesto de
Carlos Manuel de Céspedes, diez días antes en La Demajagua, al liberar
a los esclavos.
De tal modo al consagrar esta fecha como el Día de la Cultura
Cubana, nuestra sociedad celebra tanto la memoria y actualidad de
nuestro rico acervo espiritual como la irreductible vocación de uncir
el destino soberano e independiente de la Patria a la plenitud de la
especie humana.
Coinciden los festejos por este día con la realización de un
esfuerzo colosal por ensanchar, como nunca antes, los horizontes
espirituales de las cubanas y los cubanos.
En ese empeño el movimiento intelectual ha reafirmado su compromiso
con nuestro pueblo, y de manera muy especial con la vanguardia
política de la Revolución, todos bajo el premonitorio alegato
martiano: "Ser cultos es el único modo de ser libres".