Los
instructores cubanos de arte acaban de protagonizar uno de los
principales capítulos de su historia con la celebración de un Primer
Festival que sirvió para exhibir y estimular las principales obras
cosechadas durante el último trienio y mostrar que, tras realizar su
tarea vital de enseñar, estos pedagogos pueden también aportar
buenas creaciones a la cultura nacional.
Evento en cuya gala de clausura participaron los ministros de
Cultura y de Educación, Abel Prieto y Luis Ignacio Gómez, junto a
Julio Martínez, primer secretario de la Unión de Jóvenes Comunistas,
sus intercambios fortalecieron, además, los vínculos de estos
pedagogos con la vanguardia artística nacional, y ratificaron su
influencia y autoridad entre estudiantes y creadores no
profesionales.
Las experiencias compartidas durante el Festival, junto al rigor
de las obras seleccionadas para premios, cuya calidad estuvo
respaldada por las presentaciones escénicas dentro y fuera de la
gala final, develaron nuevas aristas creativas para el
enriquecimiento de la vida espiritual en escuelas y comunidades.
"El dilema de si serán artistas o no nos ha acompañado
—recordaron animadores del acto las oportunas palabras de Fidel—.
Hoy cada vez es más común escuchar que son artistas de la hermosa
profesión de enseñar arte al pueblo. (¼ )
Tampoco habría que mutilar la posibilidad de desarrollar su obra
artística si son capaces de cumplir con sus deberes en una escuela."
Durante la clausura fueron entregados los Premios Escaramujo,
cuya jerarquía de Grandes Premios correspondió, en teatro, a
Santa Juana de América (grupo Teatro de las Puertas, Holguín);
en danza, a Mi sabor oriental (puesta en escena, grupo
Folkuba, Granma), y en música, a El Chanchán (septeto Vitral,
Cienfuegos). Fueron también concedidos otros premios en las
distintas manifestaciones y categorías.