La tenue frialdad que impera en estos recónditos parajes de la geografía del país se disipa con la llegada de admiradores del Che, asesinado hace 40 años en La Higuera y sepultado durante tres décadas aquí, en una fosa secreta.

El Cristo que recibe a los viajeros a la entrada de Vallegrande refuerza el halo místico creado alrededor de quien muchos por acá veneran como San Ernesto de la Higuera.

El tortuoso viaje por carretera -casi cuatro horas serpenteando barrancas y tragando polvo por terraplenes semidesérticos- pasa a segundo plano en la vorágine de actividades conmemorativas que comenzarán mañana con un encuentro guevariano mundial.

El congreso, en la vecina localidad de Camiri, centrará sus debates en la lucha de los movimientos sociales y la solidaridad con Cuba, cuya delegación es esperada este jueves en la ciudad de Santa Cruz.

Entre sus actividades sobresalen muestras de cine y fotografía sobre el Che Guevara, una feria artesanal y un festival folclórico, preludios de una peregrinación de 16 kilómetros hasta La Higuera.

En la caminata se espera la concurrencia de miles de personas, cuya atención médica la garantizarán unos 30 colaboradores cubanos que reforzaron los hospitales de Vallegrande y Pucará, más otras seis postas esparcidas durante el trayecto.

La gran afluencia de seguidores del Che Guevara hasta el distante enclave de su muerte movilizó a los trabajadores viales, enfundados en overoles amarillos que se confunden con los colores ocres y amarillos que predominan en la zona.

Máquinas niveladoras despejan los tramos más escarpados, y varios obreros sacan pedruscos y limpian las laderas más inestables, para garantizar la seguridad de la transportación.