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El veto a la ampliación de un programa de salud para niños demuestra
que el presidente George W. Bush ignora a los estadounidenses, en su
intento por ganar puntos ante su base conservadora, afirmó hoy el
diario La Opinión.
Aunque el 72 por ciento de los ciudadanos respalda la aprobación de
la extensión del Programa Estatal de Seguro de Salud Infantil (SCHIP,
por sus siglas en inglés), Bush rechazó la víspera la iniciativa,
destaca el matutino.
El gobernante "va contra la corriente, empeñado en sus vacíos
argumentos ideológicos y desoyendo las voces que piden el uso del
sentido común", precisa.
La Opinión recuerda que el SCHIP se convirtió en uno de los
programas más populares implementado en los últimos años en este país.
La reautorización de SCHIP fue aprobada en el Congreso, añadiendo
35 mil millones de dólares durante cinco años para expandir la
cobertura a otros cuatro millones de niños, desde los 6,6 millones
actuales.
Recientes cifras de la Oficina del Censo indican que aún con los
beneficios de ese proyecto, la cantidad de infantes sin seguro sigue
en aumento y casi alcanza los nueve millones, comenta el rotativo.
Según el periódico, el argumento del presidente de que esa
iniciativa es un intento de socializar o nacionalizar la medicina con
un "programa gubernamental" es absurdo, dado que la mayoría de los
niños con SCHIP están enrolados en planes privados.
Los 35 mil millones de dólares en cuestión representan una cifra
inferior a lo que gasta el Pentágono en dos meses de guerra en Iraq,
apunta la publicación.
Asimismo, comenta que Bush "ni siquiera es consecuente con
anteriores promesas hechas por él mismo cuando buscaba la reelección
en 2004".
Entonces prometió encabezar un "esfuerzo intenso" para añadir a más
niños al programa y que tuvieran "un saludable comienzo en la vida".
Palabras bonitas, ahora olvidadas, subraya.
Lo que se gaste ahora en la salud de los menores es una inversión
para el futuro de este país, eso es sentido común, no una ideología
trasnochada, concluye.