Camilo Boris, empuñando su espada, ha sido hasta ahora lo mejor
de la esgrima cubana en los Campeonatos Mundiales San Petersburgo
2007, al incluirse en el Cuadro de 32 y finalizar en el lugar 26.
El veterano santiaguero (número 227 del ranking mundial según las
inscripciones del evento), se había clasificado el martes para el
Cuadro de 64, en el cual ayer logró vencer al noruego Fredrik Backer
(195), con pizarra de 15-10.
Luego, en el combate siguiente, no pudo con el francés Jerome
Jeannet, por 15-8, quien a la larga terminó con una de las de
bronce, lo que lo dejó anclado en el ya citado escaño 26, de acuerdo
con datos tomados de la página digital del certamen.
Boris mejoró su puesto 45 de Turín 2006, donde ninguno de los
cubanos pudo incluirse entre los 32.
Andrés Carrillo (156) perdió con el polaco Radoslaw Zawrotniak
(38), muy reñidamente, por 14-13.
Guillermo Madrigal (145), que un día antes había vencido entre
otros al venezolano Rubén Limardo, no pudo, como era de esperar, con
el italiano Diego Confalonieri (12), vencedor por 15-9, y ganador
también de una de las medallas de bronce.
El húngaro Krisztian Kulcsar resultó invencible, con lo cual dio
un salto en sus resultados en comparación con el puesto 29 en los
Campeonatos Mundiales de La Habana 2003.
Hay que destacar el quinto lugar del venezolano Silvio Fernández,
bronce hace unas semanas en los Juegos Panamericanos de Río 2007,
derrotado por su compatriota Rubén Limardo (oro), quien tomó
desquite de Santo Domingo 2003.
Fernández, sexto en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, logró
así el mejor desempeño de su carrera.
La floretista Misleydis Compañy inició su andar, y cumplió el
primer objetivo, el de incluirse en el Cuadro de 64. En la poole dos
logró balance de cuatro victorias y par de reveses.
No queda claro, pero parece que después tuvo que ir al Cuadro
Preliminar de 128, en el cual parece haberse impuesto a la
venezolana Marianny Rincones.
Y ahora la espera la rumana Daniela Tanase (53), en una fase
sumamente difícil, pues la que pierda tendrá que recoger los
floretes, echarlos en el maletín y quitarse el traje de esgrima.