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Denuncian asesinato de periodista español fue
crimen de guerra

MADRID, (PL).— El asesinato del camarógrafo español José Couso el 8 de abril de 2003 en Bagdad por tropas invasoras de Estados Unidos fue un crimen de guerra premeditado, reiteró este sábado su hermano Javier.

En un largo reportaje sobre los hechos que publica el diario El País, Javier recuerda que a las pocas horas de la muerte de su hermano ya sabían que había sido un ataque premeditado.

Esa misma mañana los estadounidenses atacaron las sedes de las televisiones de Al Yazira y Abu Dhabi en Bagdad. Querían intimidar. Sabían que los periodistas estaban allí. El Pentágono conocía sus coordenadas, apuntó.

Dijo que en su primera versión el mismo día de los hechos, Estados Unidos comunicó al gobierno español que el hotel Palestina había sido declarado objetivo militar y lo habían comunicado a los periodistas."Era mentira", puntualizó.

José había informado a su familia que cambiaron del Rashid al Palestina porque el Pentágono les había dicho que aquel podía ser objetivo militar. Fue un crimen de guerra. Desde el primer momento estuvo clarísimo, subrayó Javier.

El 1 de mayo de 2003, el entonces secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, admitió en una visita oficial a España que los soldados sabían que el Palestina era el hotel de los periodistas.

El 12 de agosto llegó otra versión: dispararon en defensa propia. Pero el principio de proporcionalidad del derecho humanitario los desmiente, pues en caso de que hubiera habido un francotirador, poco podía haber hecho contra un carro de combate, denunció Javier.

También -agregó- se desmorona el argumento de la "confusión". A la distancia que estaba el blindado del hotel, el visor del soldado Abrams podía ver hasta los rostros de las personas en la terraza y distinguir una cámara de TV de unos binoculares de francotirador.

Aquella trágica mañana, Couso trabajaba desde la terraza de la habitación 1403 cuando fue alcanzado por el misil del tanque que él había estado grabando.

Murió en el hospital después que los médicos intentaran salvarle amputándole una pierna. Dejó dos niños y fue el tercer periodista asesinado ese día en Bagdad por los invasores estadounidense.

Taras Protsyuk, reportero ucranio de la agencia Reuters que grababa desde la habitación 1502, y el periodista jordano Tarek Ayub, de Al Yazira, fueron las otras víctimas.

 

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