Combatientes
del 5 de Septiembre y familiares de los caídos;
Compañeras y compañeros:
Cienfuegueras y cienfuegueros:
Ante todo, cumplo la encomienda de transmitirles el saludo del
Primer y Segundo Secretarios de nuestro Partido, y la ratificación de
su confianza en que los cienfuegueros estarán a la altura de los
muchos retos que tienen por delante.
El compañero Raúl esperaba decírselo personalmente, pero fue
necesario que permaneciera atendiendo las importantes tareas en que
está inmerso, algo que todos comprendemos y apoyamos, pues
independientemente de su presencia física y como acostumbra a decir
nuestro pueblo, Fidel y Raúl siempre están junto a nosotros.
Rememorar el extraordinario golpe de audacia, valor y sacrificio de
los combatientes del 5 de Septiembre, más que un deber constituye un
importante acicate para cada revolucionario y una valiosa enseñanza
para las nuevas generaciones.
Aunque por diversas razones la acción no alcanzó el principal
objetivo, demostró la falsedad del supuesto apoyo monolítico de las
fuerzas armadas al dictador; estremeció los cimientos de la tiranía e
infundió nuevo aliento a quienes la combatíamos en la Sierra y el
llano.
La sublevación aquel amanecer de las milicias del Movimiento 26 de
Julio, los marinos revolucionarios de Cayo Loco y el pueblo
cienfueguero, constituye una página de gloria en la historia de luchas
de nuestro pueblo.
A cincuenta años de esa acción heroica, nuestra gratitud eterna a
quienes ofrendaron la vida; a sus madres y demás familiares que aún
sufren dolor infinito por la pérdida del ser querido.
El reconocimiento de todos los cubanos a los veteranos de aquella
gesta, a nuestro pueblo combatiente, que con su esfuerzo, sacrificio y
conciencia revolucionaria, es hoy confirmación y garantía de que la
sangre derramada en las calles cienfuegueras y en toda Cuba no fue en
vano, con la convicción de que el mejor homenaje a nuestros muertos es
continuar la obra que ellos iniciaron.
Dionisio San Román, caído en aquella gloriosa jornada, y el
compañero Julio Camacho Aguilera, aquí presente, representan a los
mártires y sobrevivientes de una acción pródiga en ejemplos de
cumplimiento cabal de la palabra empeñada con la patria.
Apenas 16 meses después, el primero de enero de 1959, Cienfuegos
fue tomada definitivamente por el pueblo y ha sido desde entonces y
para siempre dueña de su destino.
Algunos recordarán que la primera conmemoración del 5 de Septiembre
tras el triunfo revolucionario fue presidida por el entonces
Comandante Raúl Castro, pues como él explicó en esa ocasión, el
compañero Fidel se encontraba en Oriente impulsando la recién aprobada
Ley de Reforma Agraria.
Ese día Raúl afirmó: "Ya hemos cumplido un siglo de sacrificios,
pasemos pues ahora cincuenta años de Revolución".
Cuando está muy cerca de cumplirse ese medio siglo, ni el más
pesimista puede negar que han sido grandes y para bien los cambios
ocurridos en Cienfuegos.
Sin desconocer lo mucho que resta por hacer y deficiencias que
ustedes conocen mejor que nadie, en la provincia hay ejemplos de cómo
trabajar para vencer los retos que impone la muy difícil situación
internacional actual, a los que se suman los derivados de nuestras
insuficiencias y errores.
No es necesario insistir en el alcance y trascendencia del discurso
del Segundo Secretario del Partido el pasado 26 de julio.
Así lo comprendió nuestro pueblo de inmediato, que vio en él la
exposición objetiva y crítica de nuestras realidades y principales
problemas, sobre todo los que afectan directamente a la población, y
algo muy importante: una estrategia para enfrentarlos con realismo, a
partir de las fuerzas y posibilidades al alcance de un país bloqueado
y sometido a constantes agresiones por la mayor potencia económica y
militar del planeta.
Sin dudas es un paso muy importante, pero ningún dirigente,
trabajador, estudiante, ama de casa o jubilado debe pensar que basta
con comprender los conceptos generales expresados en el discurso,
aunque sean capaces de repetirlos de memoria.
Lo verdaderamente esencial es que cada uno de nosotros analice qué
le corresponde hacer en su puesto concreto, en ese pedacito de la
sociedad en que actúa, sea pequeño o grande, para transformar en
acciones prácticas lo expresado por el compañero Raúl.
Lograremos ese objetivo en la medida que cada compañero razone
profundamente y exponga con sinceridad sus criterios, que el colectivo
analice con espíritu crítico y creador cada problema, pensando más en
los medios a nuestro alcance para resolverlo que en lo que nos falta
si se partiera de una situación ideal.
No podemos confundir deseos con realidades ni pensar que va a venir
alguien desde otro lugar a resolver problemas que son nuestros.
Y no basta con comprenderlo en el plano teórico, se requiere actuar
en consecuencia con una verdad demostrada por la vida muchas veces: la
mejor solución a un problema nace de la inteligencia colectiva de los
encargados directamente de resolverlo.
La historia es testigo de la permanente disposición de los
cienfuegueros a ocupar las trincheras de más peligro, fieles al legado
de sus héroes y mártires de todos los tiempos, de su batallón 339 en
Girón, de las decenas de miles que participaron en la lucha contra
bandidos, la Crisis de Octubre y las misiones internacionalistas.
La sangre derramada por alcanzar la libertad y luego por defenderla
con las armas en la mano, se ha mezclado con el sudor vertido en el
esfuerzo cotidiano e igualmente heroico en la construcción del
socialismo.
La actual es también hora de heroísmos en el trabajo y la defensa,
de disposición permanente a hacer cuanto sea necesario para el avance
de la Revolución, con el mismo espíritu de quienes la iniciaron y de
los que la han llevado adelante generación tras generación. La batalla
de hoy está en prepararnos para derrotar cualquier intento de agresión
militar del enemigo; enfrentar las dificultades del bloqueo y eliminar
nuestros propios errores y deficiencias.
Como se mencionó aquí, la Revolución Energética, en particular el
ahorro de combustible, sigue siendo una tarea estratégica para el
país, como parte de la decisiva batalla económica en la producción de
alimentos, la elevación de la productividad, la recuperación de la
industria, la sustitución de importaciones y el aumento de las
exportaciones.
La discusión del Plan de la Economía para el 2008 es una importante
oportunidad de demostrar hasta dónde cada colectivo ha interiorizado
las ideas expresadas por el compañero Raúl sobre cómo enfrentar los
retos en la esfera de la producción y los servicios. Debe ser un
análisis, a la vez que crítico y creador, realista y presidido por la
voluntad de aportar esfuerzo y sacrificio, que sacuda a quienes se
escudan en las dificultades y a los insensibles ante las necesidades
de la población.
No podemos sentirnos satisfechos hasta sumar a cada trabajador y
dirigente administrativo al combate por la eficiencia, por la
organización y exigencia sistemáticos como única vía para alcanzar la
efectividad en la producción, la docencia o los servicios; a la
batalla contra la indisciplina social y laboral, la deficiente
contabilidad, el control superficial que es fuente de baja calidad y
se traduce en mal aprovechamiento de los recursos, contra
procedimientos absurdos que nada tienen que ver con el socialismo,
contra las actitudes burocráticas generadoras de rutina, indolencia y
esquematismo.
Nadie ignora la existencia de causas objetivas o subjetivas ajenas
a determinado centro laboral, que afectan directa o indirectamente el
esfuerzo de sus cuadros administrativos y trabajadores, pero el hecho
de que las empresas que participan en el perfeccionamiento empresarial
tengan un 50% más de productividad que el resto, demuestra de manera
palpable cuántas reservas no se explotan convenientemente.
Nuestro pueblo tiene la responsabilidad histórica de demostrar que
el socialismo, además de ser el régimen más humano y justo que existe,
puede producir con calidad y eficiencia, incluso en las condiciones de
un país bloqueado y agredido como Cuba.
Son muchos los colectivos de obreros, campesinos y trabajadores
intelectuales que así lo demuestran con sus resultados, pese a las
limitaciones y dificultades por todos conocidas y sufridas
cotidianamente, no solo en cuestiones relacionadas con la producción
de algo o la prestación de un servicio, sino hasta en cosas
elementales para la vida como la alimentación, la vivienda y el
transporte, pero desafortunadamente, aunque ya no son excepciones y
crece cada vez más su número, aún no constituyen la norma los centros
que son ejemplo de trabajo socialista.
Estamos conscientes de que es algo difícil, que requiere tiempo
cambiar la forma de pensar de las personas, única forma de variar su
modo de actuar.
Por eso tan decisivo como vencer en la guerra económica y
prepararnos para rechazar una agresión militar, es perfeccionar
nuestras armas en el campo de las ideas.
Los esquemas superados por la vida no se circunscriben al campo de
la gestión administrativa; algunos cuadros políticos también se
aferran a un estilo, métodos y formas que nunca han sido efectivos,
pero lo son mucho menos en los complejos tiempos actuales y ante
personas con cada vez mayor nivel cultural y de información sobre lo
que ocurre en el mundo y en nuestro país.
Antes de hablar, hay que escuchar con atención y sobre todo tener
en cuenta lo que nos dicen, no solo en reuniones sino conversando
individualmente con los compañeros.
Cuando algo marcha mal, no bastan las críticas generales. Hay que
comenzar por identificar con precisión las causas y los responsables,
y a continuación discutir con ellos de forma franca, a partir de
argumentos sólidos y con la energía que el asunto requiera.
Antes de exhortar a emprender una tarea, es necesario informar todo
lo referente a la misma y explicar las razones que la hacen realmente
necesaria, hasta que así lo comprendan todos o al menos la mayoría de
quienes deben ejecutarla. Y para lograrlo, lo primero es predicar con
el ejemplo.
Es algo que corresponde, en primer lugar, a los cuadros y
militantes del Partido, pero también a cualquier revolucionario en el
desempeño de determinada responsabilidad, ya sea como dirigente en la
base de una organización de masas, social o estudiantil o como
funcionario público o de una empresa.
No basta con que la verdad esté de nuestro lado, hay que exponerla
de forma convincente y desenmascarar las mentiras de un enemigo que
cuenta con poderosos medios de difusión y vasta experiencia en cómo
moldear los estados de opinión.
Fidel, hace ya siete años, nos llamó a cambiar todo lo que debe ser
cambiado. Con ese espíritu debemos apropiarnos de las ideas expuestas
por el compañero Raúl y por el propio Comandante en Jefe en sus
reflexiones, con la convicción de que lo único que no admite cambios
es nuestra decisión de construir y defender el socialismo.
Las próximas elecciones del Poder Popular serán una nueva
oportunidad de demostrar de manera contundente la fuerza de la
democracia socialista y la inquebrantable unidad del pueblo, que
constituye nuestra más poderosa arma.
En todos los grandes retos que están por delante, Cienfuegos tiene
tareas decisivas, como expuso aquí en breve síntesis el compañero
Roberto Morales.
Estamos seguros de que el pueblo de esta provincia seguirá
combatiendo, junto al resto de los cubanos, con el mismo brío y fervor
patriótico que asombró a Cuba y al mundo aquel 5 de septiembre de 1957
y unidos, una vez más, junto a Fidel y Raúl, ¡Venceremos!
¡Viva la Revolución!
¡Gloria eterna a los mártires del 5 de Septiembre!