|
Cambio climático
Trampas de comunicación y mercado
Por fin el problema del cambio climático ha llegado a las agendas
de los medios de comunicación, de las corporaciones y de la clase
política. Desde hace unos años, este tridente hegemónico ha pasado de
denostar estudios científicos fiables a volverse verde y abrazar la
Responsabilidad Social Corporativa (RSC).
Exxon
invierte millones para negar las evidencias sobre el cambio climático.
A pesar de la nueva conciencia ecológica, las emisiones de gases
invernadero siguen aumentando cada año y si no modificamos nuestro
modelo de desarrollo seguirán haciéndolo dramáticamente. Según un
estudio del Grupo Interministerial de Estudio del Clima (GIEC), en el
2005 la concentración de CO 2
en la atmósfera alcanzó la cifra inaudita de 380 ppm (partes por
millón) —unos 150 años antes era de 270 ppm— y de seguir con el actual
ritmo de crecimiento, llegaríamos al umbral crítico de 400-450 ppm en
un plazo de 10 a 25 años.
Esto es lógico que suceda cuando lo importante no es cuidar el
medio ambiente, sino comunicarlo adecuadamente, se haga o no. Como
dijo el director de Chevrolet, Ed Pepper, "Volverse verde nunca ha
quedado tan bien".
LOS MEDIOS
El patrón general en los medios de comunicación es atribuir el
cambio climático al "Hombre". Por ejemplo, en el artículo "2 500
científicos prevén nuevas olas de calor, deshielos y subidas del nivel
del mar", del diario español El País, se repite hasta un total de 11
veces que el hombre (o la actividad humana) es el causante, sin ningún
matiz.
Las grandes multinacionales del petróleo o del carbón que tanto se
han beneficiado de la destrucción del planeta tampoco son las
causantes, sino el Hombre en abstracto, ricos y pobres por igual.
Además de hipócrita, resulta realmente peligroso que los medios de
comunicación se atribuyan credenciales verdes cuando omiten la obvia
contradicción entre la sostenibilidad del planeta y un sistema que
devora recursos naturales de forma salvaje para poder procrearse.
Otra paradoja es que mientras muestran su preocupación por el
cambio climático, los medios siguen fomentando el consumismo de masas
a través de la publicidad.
Eso no significa que no exista la crítica, sino que está muy
restringida. Ya se sabe: el que paga manda. Algunos periodistas
valientes han sufrido las consecuencias de atreverse a sacar los pies
del tiesto.
Por ejemplo, hace unos años, The Guardian publicó unos artículos
críticos con Ford, lo que provocó un alud de cartas de distintas
multinacionales al diario pidiendo que despidieran a varios
periodistas.
De manera similar, según informó David Edwards, "en 1999, British
Telecom amenazó con retirar su publicidad del Daily Telegraph después
de una serie de artículos críticos. El periodista responsable fue
suspendido".
Con este panorama, lo más habitual es que los periodistas, por su
propia cuenta, decidan qué conviene publicar y qué no. Por ejemplo, en
una encuesta realizada por el Pew Research Center y la Columbia
Journalism Review a 287 periodistas y editores estadounidenses, el 41%
afirmaba haber evitado publicar noticias —o haberlas suavizado— para
beneficiar los intereses de su grupo mediático.
LAS CORPORACIONES
Desde hace unos años la compañía petrolífera Exxon Mobil, la
corporación más rica del mundo con unos beneficios de 39 500 millones
de dólares en el 2006, está llevando a cabo una campaña
multimillonaria para presentarse ante el público como ecológicamente
responsable.
Además de adoptar tácticas de relaciones públicas como conseguir
publicidad y entrevistas en los medios de comunicación internacionales
más influyentes, ha publicado anuncios en los que afirma haber
desarrollado motores y combustibles que mejoran en un 30% el ahorro
energético y disminuyen considerablemente la emisión de gases
contaminantes.
Al contrario de lo que predican, sus actos dañan el medio ambiente.
De hecho, el poderoso lobby National Association of Manufacturers, del
que es miembro Exxon, agradeció a Bush que no firmase el tímido
Tratado de Kyoto (que contempla una reducción en la emisión de carbono
del 5,2% mientras que el Panel Intergubernamental sobre el Cambio
Climático (IPCC) advierte de la necesidad de una reducción del 60% por
debajo de los niveles de 1990).
Según un informe de la Union of Concerned Scientists (UCS), Exxon
ha financiado con 16 millones de dólares a 43 organizaciones y lobbies
que tienen como objetivo negar que el cambio climático sea una
realidad para tratar de retrasar las acciones para abordarlo.
Además, según indica el informe de la UCS, Exxon ha utilizado las
mismas tácticas cínicas de desinformación para crear confusión sobre
la evidencia científica del cambio climático que la industria
tabacalera empleó para negar que el tabaco causa cáncer.
Entre los grupos a los que financia —junto a otras compañías— se
encuentran American Enterprise Institute (AEI) y Competitive
Enterprise Institute (CEI). El primero es un tanque pensante
neoconservador ligado a la Casa Blanca que pagó 10 000 dólares a
científicos y economistas de Europa y América para que cuestionasen la
validez del informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio
Climático.
El segundo, realizó un spot televisivo que mostraba unos árboles
inhalando CO 2
y una niña soplando (exhalando CO2)
sobre un diente de león. El eslogan era "Dióxido de carbono: ellos lo
llaman contaminación, nosotros lo llamamos vida".
El lavado verde y la Responsabilidad Social Corporativa (RSC)
surgieron como respuesta a campañas anti-corporativas de grupos
activistas que dañaron la imagen de grandes multinacionales.
No obstante, aunque se han producido importantes cambios en la
imagen, la sustancia ha permanecido inalterada. Sería incorrecto, o
insuficiente, decir que esto es así porque las corporaciones han
seguido actuando de la misma manera, sino más bien porque siguen
siendo lo que siempre han sido.
Para las corporaciones los problemas medioambientales y sociales no
son más que una oportunidad de ventaja competitiva.
(Tomado de un artículo de Joan Pedro publicado en Alterzoom) |