El legado de este insigne santiaguero —a veces manipulado a
capricho y en oportunidades escamoteado a mansalva por quienes han
intentado destruir a la Revolución por todos los medios— no admite
tergiversaciones vanas. Su nombre está ligado irrevocablemente a la
historia de la nación cubana.
Algunos atestiguan que su impronta pervive en la cultura y
tradiciones de su ciudad natal, sobre todo por la marcada vocación
independentista que en más de una oportunidad influyó en su detención
y posterior deportación.
Otros confirman que su madurez intelectual adquirió una dimensión
superior al contraer nupcias con la mujer que derivó fiel colaboradora
de sus múltiples actividades: Elvira Cape, cuyo nombre rinde tributo e
identifica en la actualidad a la biblioteca provincial de Santiago de
Cuba.
Sin embargo, lo cierto es que ocupar en dos oportunidades la
alcaldía de la hoy Ciudad Héroe de la República de Cuba le permitió
materializar sus proyectos con una ética diferente y un credo
renovador, que apuntaron hacia una postura nacional y en favor del
mejoramiento espiritual de su pueblo.
Leal a sus ideas y contrario a cualquier variante de supeditación,
enarboló y dejó testimonio literario sobre las atrocidades que se
cometían, la libertad escamoteada a raíz de la intervención
norteamericana y los principales acontecimientos que marcaron la
historia de la ciudad.
Precursor de que la cultura emerge como respuesta y resistencia
fundó el 12 de febrero de 1899 el primer museo–biblioteca de carácter
público en el país, que hoy lleva su nombre y atesora las principales
piezas, obras y documentos de valor patrimonial que se conservan en
Santiago de Cuba.
Allí permanecen objetos que él pudo proteger, y luego donar para la
historia, como pertenencias de varios jefes mambises, una momia que
trajo de Egipto y colecciones de importantes pintores de Europa y
América.
Emilio Bacardí dio un considerable impulsó a la educación y la
cultura, fomentó la urbanización, trabajó en el rescate de la casa del
poeta José María Heredia y priorizó el saneamiento de la ciudad, para
entonces tema de urgente reforma.
A su amor por la patria debemos la idea de izar la bandera cubana a
las 12 de la noche de cada 31 de diciembre, tradición que se conserva
y coincide con los aniversarios del triunfo de la Revolución,
anunciado por Fidel Castro desde los balcones del ayuntamiento donde
él tuvo su gobierno.
Él creó la banda municipal, fundó la Escuela de Arte, instituyó el
cuerpo de bomberos, pavimentó un número importante de calles,
sustituyó el sistema de alumbrado de parte de la ciudad y hasta
proclamó leyes contra el alcoholismo por los males que acarreaba
contra la sociedad.
Aunque incursionó en la pintura y la escultura, como escritor
sobresalió más. Dentro de su vasta producción literaria figuran
Crónicas de Santiago de Cuba, una suerte de compendio desde la
fundación de la ciudad, el incremento de la esclavitud y la conquista
de otros territorios como el de México, hasta las labores
conspirativas, la participación de los santiagueros en las gestas
libertadoras y los acontecimientos de la primera guerra imperialista a
escala global.
Cuentos de toda la noche fue su legado para los niños y de
hecho una obra poco divulgada, al tiempo que en Vía Crucis
reflejó la vida y tradiciones de los cafetales franco-haitianos
enclavados en la cordillera de la Gran Piedra, que devienen testigos
de la esclavitud en América y fueron declarados por la UNESCO
Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Por su catadura moral y elevado prestigio popular fue electo
senador de la república, hasta que el 28 de agosto de 1922, con 82
años de edad, falleció este patriota que dejó escrito en su
testamento: "Si me cabe alguna deuda por esta vida será por mi único
pecado: haber amado demasiado, hasta la exageración, a mi Patria¼
".