Aunque Dean pasó a cientos de kilómetros de Guantánamo, sin dejarle
penas ni agua, el peligroso huracán sirvió para corroborar que la
oriental provincia se consolida como fuerte eslabón del Sistema de
Defensa Civil cubano.
Cuando ya los más de 30 mil evacuados retornan a sus hogares, y el
territorio se encuentra enfrascado en la fase recuperativa decretada
hoy, se procede a la recogida de escombros y de los restos de los
últimos árboles podados para evitar interrupciones eléctricas y daños
a inmuebles.
En esta etapa se prioriza además la distribución en mercados y
placitas de los productos cosechados con urgencia en el agro y el
retorno del ganado a sus sitios de origen.
También regresan a esta capital provincial los equipos enviados por
Salud Publica, la Organización Básica Eléctrica, la Construcción
y otros organismos a los 10 municipios de la región, para resolver
posibles complicaciones en sus respectivas esferas.
El teniente coronel Ariel Anglada, jefe del órgano de Defensa Civil
en la región militar, informó a la AIN que aunque se esperaban efectos
significativos de la banda de alimentación (diferencia de temperatura)
del meteoro, estos fueron mínimos.
Hasta ahora el de más relieve ha sido la incomunicación del
municipio de Maisí por la crecida de los ríos, en los lugares
conocidos como Boca de Jauco y Punta de Caleta, aseguró.
Fernando Navarro, Vicepresidente del Consejo de Defensa Provincial
felicitó al pueblo guantanamero por la disciplina y serenidad mostrada
en cada etapa dispuesta por el Estado Mayor de la Defensa Civil,
durante la trayectoria del meteoro que ahora transita al sur del
Caribe Occidental.
Después del triunfo de la Revolución llegaron al extremo Oriente
cubano ocho huracanes. El primero de ellos fue el Flora, que irrumpió
entre el cuatro y ocho de octubre de 1963.
Le sucedieron Inez (1966), David y Frederic (1979), Elena (1985),
Gordon (1994), Georges (1998) y Ernesto, en el año anterior.