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El temor de que se desaten epidemias en la ciudad peruana de Pisco
-250 kilómetros al sur-, devastada por un terremoto, está presente
hoy, cinco días después de la catástrofe que causó más de 500 muertos.
El ministro de Salud, Carlos Vallejos, declaró que existe el riesgo
de la propagación de epidemias respiratorias y gastrointestinales,
entre otras enfermedades, pero aseguró que se han tomado medidas.
Vallejos precisó que mil 500 trabajadores peruanos y extranjeros de
la salud están desplegados en Pisco y otras poblaciones afectadas,
para neutralizar el peligro mencionado.
El responsable de Vigilancia Epidemiológica del Ministerio de
Salud, Manuel Loayza, dijo que las enfermedades respiratorias y las
diarreas se han triplicado, algo normal tras un terremoto, pero
aseguró que no hay epidemias.
La prensa y otros especialistas destacan que la ausencia de baños
públicos, la basura acumulada, la falta de agua y el polvo causado por
los escombros, pueden desatar epidemias si no se toman medidas
urgentes.
Pisco y las ciudades cercanas de Ica y Chincha sufren de falta de
agua y comida, pues los suministros de estos son todavía
insuficientes, según diversas fuentes por falta de organización.
El ex ministro de Salud, Uriel García, destacó la importancia de
cuidar la higiene, para evitar las epidemias, que se propagan por
contagio fecal y oral, siendo vehículos de los gérmenes y virus las
manos, que deben lavarse con agua y jabón, lo que debe facilitarse a
los damnificados.
Sin ese cuidado elemental, pueden desatarse masivamente
enfermedades diarreicas. Estamos a tiempo de evitarlo, apuntó.
Entretanto, un número no precisado de cadáveres siguen atrapados
entre los escombros y en descomposición, sin que los rescatistas hayan
podido recuperarlos.